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CRITICA
Por: PACO CASADO
El mundo de la comedia juvenil estuvo muy en alza en otros tiempos, en las décadas de los 70 y 80, con las gamberradas que se hacían en la universidad y otras situaciones por el estilo.
Ese género parece que se había perdido en los últimos años y esta película 'Sin malos rollos' (2023) ha venido a recordarnos de alguna manera, aunque en este caso sea en un período preuniversitario.
Maddie Barker es una chica joven, alegre y divertida, de 32 años, que vive en Montauk, Nueva York, un pueblo costero, que trabaja en Uber, pero están a punto de embargarle el coche y de perder el empleo, por no poder pagar los impuestos.
Si le quitan el coche no puede trabajar para liquidar sus deudas.
Pero cuando está a punto de perder también su casa de la infancia, Maddie descubre un anuncio de trabajo publicado por unos adinerados padres, Allison y Laird, de clase alta, que son muy controladores, que están buscando a una chica joven que salga en una cita con su introvertido hijo, de 19 años, Percy Becker, al que tendrá que transformar, tanto en su manera de actuar como igualmente informar sobre la cuestión sexual, antes de que éste se vaya a ingresar en la Universidad en Princeton.
Como límite para ello tiene hasta el final del verano o de lo contrario fracasará en el intento.
Percy es un chico muy sensible, inteligente, pero introvertido, no sale de casa, no tiene amigos y no suelta el móvil y los videojuegos, porque necesita tener confianza en sí mismo para salir y conocer el mundo.
Aunque ella supera la edad que piden, sin embargo por su aspecto físico, más o menos, puede pasar, y obtiene el puesto, pero a cambio de que su hijo no sepa de su contratación y en recompensa le regalarán un coche.
El chico trabaja de voluntario en una perrera debido a su amor por los animales, ya que no necesita el dinero, y ella simula que quiere adoptar un perro para entrar en contacto, y a partir de ahí la historia sigue...
La verdad es que a pesar de que ella puede dar el pego, la diferencia de edad se nos antoja que no acaba de cazar con el aspecto y la experiencia de la pareja.
La cuestión es que no todos los chistes y situaciones tienen la gracia esperada y eso hace que el ritmo sea algo irregular para no estar totalmente lograda.
Como protagonistas de esta historia encontramos a una Jennifer Lawren muy cambiada desde sus anteriores películas, como igual ocurre con un muy envejecido Matthew Broderick al que hacía tiempo que no veíamos en ningún reparto haciendo del padre del chico, un desconocido Andrew Bart Feldman como Percy, que casi todos sus trabajos han sido en video o en series de televisión.
No es más que una entretenida comedia en la que no abundan mucho los gags y las situaciones cómicas pero que sirve para pasar el rato en una sala refrigerada huyendo de estos tórridos días de mucho calor.
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