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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta coproducción y otras vistas últimamente demuestran que la colaboración entre España e Italia, tan intensa en estos años setenta, puede dar de sí productos más o menos bien terminados, que, si bien no llegan a ser obras maestras, ni de un gran valor cinematográfico, sí al menos pueden obtener coproducciones con unos rendimientos mucho mayores que los que se venían consiguiendo en la colaboración de la producción de tantos y tantos westerns y películas de agentes secretos, mal realizadas y casi sin ningún atractivo, ni siquiera de tipo comercial.
Una mujer es asaltada de noche en la playa por un desconocido que la amenaza con un cuchillo.
En contra de lo que se temió, no intenta violarla, únicamente quiere decirle que Pierre, su marido, es un asesino.
Días después los periódicos publican la noticia de la muerte de un importante hombre de negocios, al que Pierre debía una gran cantidad de dinero.
Aunque el diagnóstico oficial que la muerte ha sido debido a una embolia, la mujer descubre cómo pudo habérsele asesinado.
Y esa misma noche el hombre de la playa la llama por teléfono: quiere una cita con ella o denunciará Pierre.
Aquí se ha logrado un film aceptable, mejor que muchos de los que se han venido haciendo en estos últimos años.
Esta vez se eligió una cinta de un género difícil que al menos deja satisfecho al espectador, que le mantiene interesado durante el desarrollo de la acción y hasta posee una sorpresa final.
Esto no quiere decir que esta película, como hemos apuntado antes, sea perfecta, ni que lo conseguido sea una obra de arte, pero sí hay que decir que está hecha, con bastante dignidad y decoro, aunque es sabido que en este tipo de films del género de suspense, con sus gotitas de terror, hay que admitir, a veces, ciertos convencionalismos y hasta alguna que otra conducta fuera de lugar como la del maníaco sexual, en este caso, que provoca alguna sonrisa debido a una extraña forma de comportarse.
El director Luciano Ercoli, que ya había realizado títulos como 'Fantomas' (1964), 'Una pistola para Ringo' (1965) o 'Los largos días de la venganza' (1967), entre otros, conoce su trabajo, funciona bien en su labor directiva de puesta en escena y en el manejo de los actores, que están bastante convincentes en general en la mayoría de las ocasiones.
Por otra parte el guion, de Ernesto Gastaldi y Mahnahén Velasco, está bien tramado y cuidado en muchos de los detalles y el argumento está logrado y dirigido para obtener el efecto deseado.
La música compuesta por el maestro Ennio Morricone es bonita de principio y fin, con una agradable canción incluida.
Más irregular es la fotografía del español Alejandro Ulloa.
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