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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas interpretadas por Steven Segal, uno de los actores musculosos y especialista en karate del cine americano, 'Por encima de la ley' (1988), 'Difícil de matar' (1990), 'Señalado por la muerte' (1990), 'Buscando justicia' (1991), 'Alerta máxima' (1992), resultaron ser buenos productos de cara a la taquilla, lo que quiere decir que contaron con la aceptación de los públicos adeptos a las cintas de acción, ya que este actor se une a la nómina de los fuertes del cine de Hollywood, llámense Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme o Dolph Lundgren.
Llegado a este punto y puesto que el actor se ha dado cuenta de que todos sus films llevan el mismo esquema, ha creído conveniente pasarse también a dirigirlos, ya que tras la experiencia acumulada y aprendidos los trucos, no tienen para él ningún secreto.
De esta forma se ha metido a contarnos esta fábula ecológica en la que se trata de salvar de la contaminación petrolífera a Alaska y a sus gentes.
En el Norte de Alaska, un hombre sin escrúpulos, dispuesto a todo por lograr sus objetivos, está construyendo una nueva plataforma petrolífera en un lugar protegido por lo ecologistas esquimales.
Uno de los empleados de la compañía, descubre numerosas irregularidades en la construcción y tras denunciarlo, se verá obligado a ocultarse para poder salvar su vida, mientras intenta encontrar la forma de la impedir la puesta en marcha de la plataforma.
Aquí incorpora a un especialista en apagar pozos de petróleo y es llamado para sofocar uno de ellos.
Así comienza de emocionante esta película en cuestión.
Pronto descubre, por mediación de un amigo de la factoría, que allí hay gato encerrado y tras propinar una soberana paliza a unos desalmados que se meten con un pobre indio, se pone manos a la obra.
No tardará en comenzar a producirse explosiones en cadena y hacer saltar por los aires toda una factoría de petróleo con tal de que la función de fuegos artificiales quede vistosa, mientras él se lleva por delante, en compañía de una nativa, a un buen puñado de delincuentes que amenazan la ecología de la región.
La intención es muy loable, el discurso ecológico final muy evidente y hasta resulta postizo al término de la cinta, pero a ver si vamos a salvar la ecología y no tenemos en cuenta el número de vidas humanas que nuestro héroe se lleva por delante, lo cual es toda una contradicción, que vayamos a salvar a los bichitos y las plantas y matemos a la raza humana.
Una fotografía con bellos paisajes, ilustrada por la inconfundible música de Basil Poledouris y poco más nos ofrece esta historia.
En definitiva un film que no tiene secretos para el aficionado que esté habituado a ver el cine de Steven Seagal, un tebeo, ecológico en este caso, para deleite de sus incondicionales.
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