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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano está volviendo los ojos atrás, a unos años que pasaron y está sacando temas de hechos y recuerdos.
Entre su gran producción siempre ha tenido un hueco importante la atención que le ha prestado a la juventud, aunque no siempre esta mirada ha sido con buenos ojos, sino vista desde la perspectiva de los mayores con la incomprensión propia de la distancia de edad.
Es esto una de las cosas que más llama la atención en American Graffiti (1973) en la que a pesar de ser una película sobre la juventud es sincera, objetiva, sana y muy honrada.
No hace la típica condena a las drogas como ocurre actualmente, sino que hace un estudio aparentemente superficial, pero en el fondo más profundo de lo que parece, de cuatro chicos que viven una noche de diversión con sus bromas, sus ligues, la conquista de una chica o el dar de lado a otra, en una época crucial en sus vidas, en la que rondan los 16 o 18 años y en unos momentos claves, en los que la era Kennedy prometía lo que después, desgraciadamente y por circunstancias, no fue.
Para unos esa noche será la despedida nostálgica, para otras el comenzar en la universidad... es como un final de etapa y el comienzo de la siguiente.
Posiblemente no deja de ser intencionado que todo el film se desarrolle en una noche, en un constante dar vueltas por las calles de una ciudad californiana, con expresión de la cerrazón de unos horizontes para unos chicos de provincias, como círculos concéntricos de los que escapar algún día para aspirar a más.
No es de extrañar que la cinta pueda tener algo de autobiográfica y que fuera el propio George Lucas el que introdujera algo de sí mismo, de su propia experiencia, porque resulta una película totalmente viva, creíble en todo, a pesar del distanciamiento de nuestra perspectiva europea y más concretamente española.
George Lucas es un director joven que ha vivido aquella época, por lo que su cine es fácilmente situable dentro del nuevo cine americano.
Esta es la primera que le vemos aunque hace unos años ya había realizado 'THK 1138' (1967), sobre un tema totalmente opuesto con el de la ciencia ficción y sin embargo este título que comentamos es de carácter realista.
Su argumento es difícil de contar,.
Han comenzado los años 60. Llega un fin de semana más y todos los adolescentes de la ciudad se lanzan a la calle con sus coches.
Juegan, se persiguen, bromean y en algunos casos se pelean.
Los más audaces, o con mejor suerte, consiguen que alguien adulto les compre alcohol.
Y todo aderezado con rock and roll, el que emite una estación pirata de radio a la que la policía no consigue callar.
La voz del Hombre Lobo va animando la noche entre las canciones de grupos como The Platers, The Beach Boys, The Diamonds, The Flamingos o voces como la de Chuck Berry entre otros...
Se trata de una serie de secuencias bien coordinadas por la voz omnipresente del disc-jockey Wolfman Jack con ese show (programa que aún sigue en antena a la hora de escribir esta crítica) lo que da pie a una de las escenas más impresionantes en la visita de uno de los chicos a la emisora, e igualmente a introducir varias decenas de canciones de la época, de fondo, que ambientan perfectamente el film.
Esta misma sinceridad que Lucas pone en su cinta, se deja traslucir igualmente a la hora de elegir a los actores, unos chicos jóvenes desconocidos con los que es más fácil que se identifique el espectador que con los famosos del cine.
El acierto es pleno, ya que todos incorporan bien a los diversos tipos y sería injusto destacar a alguno, ni siquiera a Candy Clark que ha sido nominada al Oscar como mejor actriz de reparto y Lucas también por la dirección y por el guion lo que no es una mala escalada para un director que hace su segundo largo.
Apuntemos que como productor figura Francis Ford Coppola que comenzó como guionista, siguió en la dirección y ahora en la producción apoyado a elementos jóvenes.
El también es el autor de Ya eres un gran chico que tocaba la temática de la juventud, para que su apoyo sea decisivo.
Esta producción no pretende más que ser un reflejo de la juventud de una época determinada de la vida norteamericana de esos teen-agers de entonces que son los hombres de ahora en cuyas manos está el destino del mundo o va a estarlo en breve.
Por eso esta historia es como un bonito epitafio, como una llamada de reflexión para la juventud de nuestros días, lo que no impide que sea también un divertimento al cien por cien.
Nominado a cinco Oscar a un Bafta. Premio OFTA. Premio Guinnes. Premio National Film Registry. Premio de los críticos de Nueva York y de la Asociación de críticos americanos al guion. Globo de oro a la mejor comedia y al actor promesa Paul Le Mat. Premio de los críticos de Kansas City al mejor film.
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