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CRITICA
Por: PACO CASADO
No deja de sorprendernos el hecho de que la filmografía de Hal Hartley, uno de los directores independientes norteamericanos, sea conocida en su integridad.
Bien es verdad que son tan sólo cuatro los largometrajes realizados hasta la fecha: 'Trust (Confía en mí)' (1990), 'Simple men' (1992), 'La increíble verdad' (1989) y ahora 'Amateur' (1994).
En este nuevo título deja de lado el tema de la familia que le ha preocupado en sus películas precedentes, pero no pierde sus características, ni los otros temas que toca obsesivamente, como un Woody Allen cualquier: la religión, el sexo, el dinero y el amor.
Aquí es la historia de Isabelle, una mujer ex monja, que recoge a un hombre amnésico, que no recuerda que es un peligroso gángster buscado por la policía, que se ha reformado por completo.
Isabelle acude a la policía para saber si alguien ha denunciado su desaparición.
Se trata de Thomas Ludens, un hombre odiado por muchas personas a quienes introdujo en el mundo de la droga y la pornografía.
Ella se ha pasado quince años en un convento y ahora, para subsistir, escribe relatos pornográficos para una revista, pero no pierde la idea de redención que cree que le ha sido encomendada y en compañía del hombre trata de salvar a Sofía, una chica, famosa actriz de films pornográficos, que quiere cambiar de vida.
El azar hace que de forma improbable se encuentren estos tres personajes en la populosa ciudad de Nueva York, apenas vista en la cinta para no despistar la intimidad del relato y la interioridad de unos personajes que van evolucionando en cada nuevo plano.
Hal Hartley se muestra tan austero como en sus anteriores títulos pero más brillante, demostrando ser un hombre de una sólida formación fílmica y de firmes criterios cinematográficos.
Domina la narrativa introduciendo la ironía y el humor a veces absurdo.
Dibuja con precisión a los personajes a los que hace evolucionar desde dentro y va, desde la comedia a la tragedia, confeccionando un thriller ciertamente original, que obliga a mantener expectante al público.
Logra una perfecta interpretación de Isabelle Huppert (ella se ofreció para hacer esta historia), así como de su actor fetiche, Martin Donovan, o el estupendo descubrimiento de Elina Lowensohn, verdadera revelación de esta producción.
La película fue presentada en la quincena de los realizadores del pasado Festival de cine de Cannes, fuera de concurso y obtuvo una excelente acogida tanto de la crítica como del público.
Premio de plata en el Festival de Tokio..
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