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CRITICA
Por: PACO CASADO
La primera sorpresa que nos llevamos al ver esta película es que no se trata de un film de terror sino de una cinta policiaca con el toque exótico de suceder en Taipei, donde por primera vez un asesino en serie lleva a cabo sus crímenes siguiendo una creencia religiosa.
Ante la poca experiencia de la policía local, piden ayuda a un experto del FBI en este tipo de casos.
Junto con la trama policiaca se desarrolla el drama humano del detective protagonista Huang quien por denunciar un caso de corrupción policial ha sido destinado a una oficina de Asuntos exteriores y es repudiado por sus propios compañeros, al tiempo que su mujer le ha pedido el divorcio debido a la excesiva dedicación al trabajo y la poca atención que presta a su familia.
Toda esta trama policiaca y el drama humano se mezcla además con las creencias en fantasmas tan arraigadas en Oriente que junto con el tema de un antiguo diagrama taoísta da un poco la clave de que tras los tres asesinatos cometidos han de seguir dos más para completar los cinco niveles que el asesino cree debe alcanzar para lograr la inmortalidad.
Todas las víctimas han fallecido en estado alucinógeno.
La película se desarrolla en un ambiente poco luminoso que recuerda al film Black Rain (1989), lo que contribuye al misterio que envuelve toda la acción, con el toque fantástico final de un templo trasladado de lugar piedra a piedra donde se esconde la secta.
El famoso actor oriental Tony Leung Ka Fai y el americano David Morse cargan con el protagonismo de esta cinta correctamente realizada con un curioso giro final, que se sigue con interés.
Rene Liu mejor actriz de reparto en los premios de Honh Kong y de la Asociación de los críticos asiáticos.
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