|
CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción se desarrolla en Venecia, en lugar del Reino Unido como figura en la novela, unos años después de la Segunda Guerra Mundial, concretamente 1947.
El detective Hercule Poirot está ya retirado y viviendo plácidamente en la ciudad que ha elegido para su exilio.
Un día, en el que se celebra la fiesta de Halloween, una antigua amiga, Ariadne Oliver, que es escritora de novelas de misterio, le invita a asistir a una fiesta en favor de los niños y a continuación presenciar a un sesión de espiritismo que llevará a cabo la médium Mrs. Reynolds, en la mansión de la diva de la ópera Rowena Drake, a lo que accede de mala gana, porque no cree en esas cosas de hablar con los muertos desde el más allá.
En el transcurso de la sesión la médium tratará de ponerse en contacto con la hija de Rowena que murió tras caer de un balcón.
Sobre la mansión, que fue un orfanato en su momento, existe la leyenda de estar maldita tras el abandono de unos niños en los sótanos donde murieron, cuyos espíritus quieren vengarse.
En el transcurso de la sesión uno de los asistentes resulta asesinado, por lo que Poirot se cree en el deber, una vez más, de descubrir quién es el asesino.
Es la primera vez que esta novela, poco conocida de Agatha Christie, publicada en noviembre de 1969, que en España se le dio el título de 'Las manzanas', se lleva al cine, de manera poco fiel, cambiando el lugar de los hechos, algunos personajes por otros, un tanto decepcionantes y poco atractivos, en este caso a cargo de Kenneth Branagh, que asume la tarea de dirección y también encarna el papel principal del detective protagonista Hercule Poirot.
Es la tercera vez que el director británico, en colaboración con su guionista Michael Green lleva al cine una novela de la famosa escritora, después de hacerlo con 'Asesinato en el Orient Express' (2017) y 'Muerte en el Nilo' (2022), que ha resultado ser la más floja de las tres.
En esta ocasión se ha confiado demasiado en el tirón que supone el nombre de Agatha Christie, cuya acción transcurre lentamente y prácticamente casi toda en una gran mansión que está embrujada.
Tal como ocurría en el relato literario aquí también la narración es un tanto confusa, entre otras cosas por la abundancia de temas y de personajes que coinciden en la casa, de la que prácticamente no se sale transcurriendo en ella toda la historia, lo que da a la trama un cierto aire de claustrofobia.
Tan sólo en la parte final, cuando Poirot desenreda todo el misterio, es cuando resulta más clarificadora.
Por otra parte el reparto está constituido en su mayoría por actores que no son excesivamente famosos, ni muy conocidos, confundiéndose algunos de ellos, sobre todo en los personajes femeninos.
En cuanto a la realización esta vez Kenneth Branagh abusa de una planificación demasiado sofisticada, con abundancia de planos cenitales, ángulos de cámara rebuscados de picados y contrapicados y con un comienzo que más parece de una película de terror, con abundancia de golpes y ruidos extraños para impresionar al espectador y con una fotografía bastante oscura.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CLIPS
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE