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CRITICA
Por: PACO CASADO
El mundo de la enseñanza ha sido muchas veces tratado por el cine norteamericano, pero siempre desde la perspectiva del profesor bueno y los alumnos malos, alborotadores y rebeldes, a los que hay que domesticar como fieras.
'Half Nelson' (2006) lo hace desde otro punto de vista, dándole la vuelta.
Aquí Dan Dunne es un joven profesor treintañero con aspiraciones literarias, que da clases de historia y educación física en un instituto pobre y conflictivo barrio de Brooklyn.
Él trata de darle un carácter distinto, dialectal, a la historia, le interesa que los alumnos conozcan el porqué de los conflictos más que datos y fechas, aunque sea saltándose los programas oficiales.
Por ello el film más que explorar el mundo de la drogadicción lo hace con temas políticos y filosóficos de corte universal y sus alumnos triunfarán donde otros fracasaron.
El profesor combate su soledad y monotonía fuera de las clases con su adicción a toda clase de drogas, hasta que un día Drey, una de sus alumnas negras más conflictivas, le descubre en los lavabos fumando crack.
A partir de ahí él le pedirá que le ayude en su adicción surgiendo una inexplicable amistad dada la diferencia de edad, ya que ella, que tiene 13 años, es hija de padres separados y con un hermano en la cárcel y también ayuda al tráfico de drogas en pequeñas dosis por ganarse algún dinero.
Esta cinta marca el debut en el largometraje de Ryan Fleck, quien ya había hecho anteriormente un corto, Gowanus, Brooklyn, que le sirvió de base para el guion de esta película, en compañía de su habitual coguionista Anna Boden.
El título 'Half Nelson' (2006) es el nombre de una llave de lucha libre que hace poco menos que imposible soltarse de ella.
Ryan Fleck lo utiliza a manera de metáfora con respecto a su personaje y a su adicción al crack.
Por el ajustado trabajo desarrollado por Ryan Gosling, lleno de matices, fue candidato al Oscar, que le arrebató Forest Whitaker por su personaje de Idi Amin Dada.
Le presta buena respuesta la joven debutante de color Shareeka Epps.
La dirección pierde el ritmo en ocasiones y dota al film de cierta frialdad al no condenar, ni opinar con respecto al tema tratado y a los personajes debido a la superficialidad del guion.
Ha sido premiada en los festivales de Las Palmas, Deauville y Locarno y obtuvo un gran éxito en Sundance.
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