|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Entre el año 1949 y el 1955 una productora británica, la Ealing, produjo once películas con un estilo muy personal que impusieron un modelo de cine británico que desgraciadamente no siempre se ha seguido posteriormente.
Pero de vez en cuando surge una comedia que nos recuerda aquellas características, como es el caso de El jardín de la alegría (1999), película que ganó el premio del público en el Festival de cine de Sundance, lo cual es casi una garantía de su popularidad y de que su humor funciona hasta en el otro punto del planeta.
Grace, una mujer madura, se ha quedado viuda y descubre que su acomodada posición social se ha venido abajo y su marido le ha dejado cargada de deudas y con la casa hipotecada.
Para salir del apuro su jardinero le propone que saque partido a sus conocimientos en jardinería, en lo cual es una auténtica autoridad, y en su invernadero en lugar de orquídeas cultive marihuana.
El guion denuncia la soledad de las mujeres maduras en esta clase de cine social y divertido a un tiempo.
Del contraste entre la elevada posición social y el prohibido oficio que se ha buscado está la comicidad de esta amable e ingenua comedia en la que tiene un elevado porcentaje el buen trabajo de la espléndida Brenda Blethyn, sobre la que recae buena parte del peso del film ya que ella siempre sale airosa de los desafíos interpretativos que se le plantean, no en vano ha sido nominada al Globo de Oro y al Oscar en varias ocasiones.
Es correcta la dirección y puesta en escena del debutante Nigel Cole, de gran experiencia teatral y televisiva, pero no en el cine, con un buen plantel de seguros secundarios, logrando escenas tan divertidas como las de las dos viejecitas que toman un té muy particular, o el despistado guardia urbano pendiente de los pescadores ilegales de salmón y no ve la yerba que tiene delante.
Una comedia pequeña, sin grandes ambiciones que logra lo que se propone: divertir.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE