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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los realizadores Luis Guridi y Santiago Aguilar, que firman conjuntamente la dirección de sus películas con el nombre de La Cuadrilla, se propusieron hacer una trilogía cinematográfica que llamaron España por la puerta de atrás, donde se trataba de criticar temas tan españoles como los toros, en 'Justino, un asesino de la tercera edad' (1994); el fútbol, en 'Matías, juez de línea' (1996), y la política en 'Atilano presidente' (1998)
A decir verdad el comienzo fue realmente brillante, sobre todo para ser una ópera prima, construyendo una esperpéntica comedia llena de humor de lo más negro.
El segundo film ya no le salió tan afortunado, a pesar de que el tema también se prestaba a ello.
Y ahora arremeten contra el mundo de la política en donde no dejan títere con cabeza, construyendo la película más seria de las tres, y esto dicho en el doble sentido, de que es la menos cómica y también en la que más en serio se han tomado el tema.
Atilano Bermejo se ve envuelto en el timo de su vida: ser Presidente del Gobierno.
Es un pícaro funcionario que aprovecha los datos que tiene sobre personas que han fallecido para estafar a la gente.
Un grupo de banqueros, que conoce su historial, le seleccionan como candidato a Presidente del Gobierno en las próximas elecciones generales.
Acaba de cumplir los cuarenta años y, aunque él no lo sepa, esta edad le va a permitir ser uno de los Presidentes más jóvenes de Europa.
Esta es la historia de Atilano, un funcionario que no tiene el más mínimo escrúpulo, se involucra en una trama de intrigas para posicionarse como candidato a las próximas elecciones generales.
No tienen reparos en arramplan con las instituciones bancarias, los empresarios e incluso la propia Iglesia, que apoyan a los políticos, con tal de tener el poder.
Por medio están los entresijos de los partidos, el engaño, las promesas que después no se van a cumplir, el fraude, con tal de conseguir votos, y también la forma más esperpéntica de elegir a un candidato, de profesión timador, para engañar a todo un país entero.
Indudablemente con todo lo apuntado, los directores y guionistas en esta ocasión han sido demasiado ambiciosos al querer meter en un sólo paquete un tema que da para toda una serie.
Lo que no se han dejado atrás es la acidez de muchas situaciones o la crítica a referencias políticas reales que son reconocibles.
Tal vez con un guion más estudiado, se le hubiera sacado más partido y conseguido más humor.
En definitiva, la película más "seria" y menos cómica de La Cuadrilla.
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