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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por varios festivales entre ellos los de Cannes, San Sebastián, Lina o Varsovia, llega a las carteleras españolas esta coproducción múltiple, realizada en Chile, 'Los colonos' (2023), dirigida por el debutante Felipe Gálvez Gaberle.
La acción tiene lugar en el año 1893, donde Segundo, un chileno al que llaman el Mestizo, viaja hacia el sur como guía en una expedición a caballo liderada por Alexander MacLennan, un escocés sanguinario, oficial del ejército británico, de la Guerra de los Bóers, y Bill, un mercenario norteamericano que ha sido contratado en Texas.
Los tres llevan la misión de cercar y reclamar un terreno concedido por el gobierno al despiadado terrateniente español José Menéndez, un latifundista sin escrúpulos, dueño de grandes extensiones de tierra, para que de paso hagan una limpieza étnica y abran una ruta comercial para sus ovejas hacia el océano.
Los dos hombres discuten constantemente mientras Segundo mira y nunca participa, como un testigo mundo.
Lo que parece en principio una simple expedición administrativa, se convierte por el camino, en un momento determinado, en una violenta cacería de indios Onas, los nativos que habitan en la isla Grande del archipiélago de Tierra del Fuego, en la que Segundo, como indígena, no desea participar pero se ve obligado a ello al haber sido elegido como un buen tirador.
La película narra este bárbaro genocidio a manos de los colonos ingleses, chilenos y argentinos de estos pobres indígenas sin forma posible de defenderse ante tan cruel matanza plena de racismo hacia estos habitantes de la Patagonia, movidos por la codicia de poseer sus tierras.
Al parecer, como figura en el afiche en rojo del film se pagaba una libra esterlina por cada oreja cortada.
A continuación los tres expedicionarios se tropiezan con un oficial inglés que los invitan a su campamento y sin más mediar pasamos a una reunión con Vicuña, el delegado del gobierno, un obispo y algunas personas más en la que este expone los planes de democratización del país para llevar a cabo una reforma en torno a los colonos y sus posesiones.
Esta cinta es un intento de mostrar lo que ocurrió con los conquistadores de aquellas tierras frente algunas historias que contaban que no pasó nada, ocultando esos genocidios, tratando de escribir lo ocurrido de manera diferente a la denuncia histórica y social.
La lenta narración, que en ocasiones flaquea, con una trama desigual, sin profundidad, se nos va ofreciendo a fragmentos con sus correspondientes títulos: El rey del oro blanco, Mestizo, Los confines de la tierra y The red pig.
Todo lo que ocurre en la mayor parte no parece tener nada que ver con esa última de la reunión y una especie de apéndice final en el que de nuevo Segundo es obligado a contar a cámara lo que pasó en esta guerra desigual que sugiere más que cuenta.
La rimbombante partitura épica de Harry Allouches, rellena la banda sonora a base de ruidosos tambores, a veces atonales, que van marcando el estado de ánimo.
Esta es la ópera prima del director chileno Felipe Gálvez Gaberle, que proviene del mundo del montaje, que ha sido elegida por la cinematografía chilena para optar al Oscar de 2024 a la mejor película extranjera, a la que en principio no le auguramos mucha suerte en el empeño, ya que nos parece un poco efectista.
Premio FIPESCI en el Festival de Cannes. Premio al mejor film y guion en el Festival de Lima.
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