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CRITICA
Por: PACO CASADO
Basándose en la novela autobiográfica de Truman Capote, Charles Matthau se inicia en la dirección cinematográfica para contar esta historia acerca de una comunidad rural norteamericana de Alabama en los años treinta.
Edward Furlong hace de alter ego del escritor, quien al quedarse huérfano a los once años es enviado a la gran mansión de sus tías en un pueblecito en el que una de ellas, Verena, de carácter dominante, es prácticamente la dueña de la mitad de la población, mientras que su hermana, Dolly, más apocada y acostumbrada a estar sometida siempre a su voluntad, decide un buen día enamorarse y marcharse a vivir a una casa construida en lo alto de un árbol.
Todo es como un símbolo de rebeldía en busca de la libertad que no ha tenido nunca, al tiempo que puede oír cómo el viento al soplar entre la hierba va susurrando los secretos de la vida, como si fuera un arpa de hierba.
Esto provoca el consiguiente enfado de Verena, aunque le hará aprender a amar y a compartir con los demás; altera la tranquilidad del pueblo y origina las incidencias cómicas que componen el argumento de esta obra amable en la que a manera de álbum de recuerdos de la infancia se nos van presentando los diversos personajes que lo pueblan, que son de lo más singulares: el aprovechado que trata de apropiarse de la fortuna de Verena, el sheriff sometido a la voluntad de ésta, el barbero chismoso que está al tanto de todo, la predicadora escandalosa con una familia abundante de hijos de hombres diferentes que hace la competencia al pastor local o el juez madurito que busca refugio a su soledad en la última etapa de su vida, por no hacer más larga la lista.
A manera de curiosidad anotamos que es la octava película que interpretan juntos Jack Lemmon y Walter Matthau, aunque en esta ocasión el primero hace un papel secundario y tan sólo coinciden en una secuencia en la barbería.
También repite Jack Lemmon con Sissy Spacek que ya habían sido marido y mujer en 'Desaparecido' (Missing) (1982) y que aquí trata de conquistarla de nuevo, aunque con aviesas intenciones.
Con un reparto de nombres de la calidad de los que integran éste, que no hace falta ni dirigirlos, Charles Matthau ha tenido bastante fácil mantener el todo de cine amable y de calidad, que se deja ver haciendo pasar un rato entretenido.
Premio de cine familiar al mejor director. Premio a mejor película en inglés en el Festival de Palm Springs. Premio de la Asociación de críticos de cine del Sureste a Piper Laurie.
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