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CRITICA
Por: PACO CASADO
Últimamente la temática gay está siendo muy tratada por el cine de todas las nacionalidades.
Unas veces para hacerlo en serio, tocando los derechos y libertades de estos seres humanos, otras como una enfermedad y la mayoría de ellas en tono cómico, aprovechando los equívocos que se pueden producir y derivar de las actitudes sexuales de estas personas.
En este caso es una pareja de arquitectos que andan tras el proyecto de un centro comercial para el que están presupuestados muchos millones.
El dueño encarga a uno de ellos que vigile a su amante creído de que es homosexual y no tiene peligro de que se aproveche de la mujer, cosa que también piensa ella, pero él se enamora de la chica.
El guion está tomado en un tono de comedia, utiliza bien los equívocos de las situaciones, que devienen en pícaras y atrevidas y de los ingenuos juegos que se crean en torno al tema homosexual, tomado como excusa, aunque no se le saca demasiado partido.
Al tiempo se pone de manifiesto la actitud hipócrita y falsa del magnate que reacciona de muy distinta manera cuando conoce la realidad y también la valentía del protagonista de denunciarlo públicamente jugándose claramente su porvenir.
La dirección es del novato realizador Damon Santostefano que deja bastante libertad a los jóvenes intérpretes para campar a sus anchas, en esta comedia intrascendente, sin grandes aciertos ni tampoco graves errores que se ve con cierto agrado aunque sea previsible de principio a fin.
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