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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando hay crisis, lo más fácil es echar la vista atrás.
El viejo axioma de "cualquier tiempo pasado fue mejor", a pesar de ser falso, no deja de tener quienes lo aceptan en los malos momentos y ahora cuando Occidente no se encuentra a sí mismo, todos, incluyendo incluso a las gentes del cine, prefieren sacar las viejas ideas del baúl de los recuerdos.
Así se impone en estos momentos la llamada moda retro, las segundas partes de películas, las nuevas versiones de films famosos, que es lo que está imperando en el cine actual.
'La calle del adiós' (1979) hace seguimiento a un viejo título glorioso como fue 'El puente de Waterloo' (1940), en el que encontramos todo un estilo añejo y de pasado romanticismo, tanto en su ambientación, como en el tono de sus intérpretes e incluso en el desenlace final.
La acción se sitúa en Londres en el año 1943.
Durante la guerra y en la parada de un autobús, se encuentran David y Margaret, un piloto norteamericano y una enfermera inglesa.
Ella inicialmente rehuye el posible contacto con él.
De repente, un bombardeo los hace buscar mutua ayuda, y conciertan una cita que dará pie a un apasionado romance en el que surge el idilio y, aunque ella está casada con un agente secreto y con una hija, sobrelleva con dificultad el sentimiento de culpa, el amor se adueña de ellos.
En determinado momento, marido y amante van juntos en una misma misión, pero los enamorados comprenden lo imposible de su sueño y sacrifican su felicidad, en aras de la propia felicidad del hogar amenazado de destrucción.
Él, temeroso de no volver a ver a su amada, da cierta muestra de cobardía en el combate.
Esta historia de la mujer casada y el piloto en plena Segunda Guerra Mundial, tiene un tratamiento blando de puesta en escena por parte del director Peter Hyams, que tras empezar la historia en plan romántico desemboca claramente en una cinta de aventuras y comandos para de forma brusca volver al tono del comienzo y terminar de manera conformista y sentimental.
Obra aceptable que contiene una buena fotografía en color de David Watkim, un correcto trabajo de Christopher Plummer que destaca sobre el de Lesley Ann Down y un poco adecuado Harrison Ford, para completar una producción dentro de la línea de nostalgia que tanto se lleva en el cine actual.
Una película romántica cien por cien que hará soltar alguna que otra lágrima a esas espectadoras para las que el romanticismo no ha muerto. que nos ofrece este romántico amor en el marco cruel de una guerra infernal .
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