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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de Gonzalo Suárez encajaba y era mejor comprendido en la producción española de los años sesenta o setenta, cuando se hacían centenar y medio de títulos y hasta se podía permitir el lujo de poder experimentar con determinados productos, que es lo que siempre ha hecho este director a lo largo de casi toda su filmografía.
Siempre se recurre al tópico de que al ser escritor su cine es muy literario.
A dirigir le llevó el hecho de no gustarle los guiones que se hacían sobre sus obras y prefirió hacerlas él mismo.
Pero en realidad lo que Gonzalo Suárez ha hecho siempre ha sido jugar con sus fantasías y ensoñaciones, sus caprichos de escritor inteligente que se puede permitir esos lujos en las páginas de un libro, pero no jugando con el dinero de los demás y para exhibir en una sala de cine ante un público que tal vez no entienda sus claves y que se salga al no comprender tampoco sus películas.
De sus últimos films nos gustaron 'Remando al viento' (1988) y 'Epílogo' (1984) y nos parecieron fallidos 'La reina anónima' (1992) y 'El detective y la muerte' (1994), título este último donde juega a inspirarse libremente en un cuento de Hans Christian Andersen para hacer una pretenciosa cinta sobre temas como la muerte, la vida, la inocencia, el amor, todo ello a través de la historia de un viejo y poderoso gran magnate enfermo, le ofrece a Laura, su joven y bella amante, un regalo de cumpleaños; una sofisticada exhibición de realidad virtual en la que él cobrará vida para después de su muerte.
El señor oscuro manda a buscar a la duquesa para matarla, lo que tratará de utilizar el detective para una siniestra misión: localizar a la que fue su mujer con el oculto designio de matarla.
Por el camino se encuentra a una pobre mujer con un hijo pequeño que deja de respirar y pretende que la lleve a la casa azul donde le podrán devolver la vida a su niño.
Todo ello tomando como escenario y ambientación las calles turbulentas y heladas de una ciudad europea, Varsovia, agitada por los disturbios raciales en la que aún existen la represión y la violencia, una joven madre sigue a un detective a través de la noche, con la esperanza de recuperar la vida de su hijo.
La muerte nunca devuelve lo que coge.
Solo a veces cambia una vida por otra.
Gonzalo Suárez recupera la emoción y el carácter épico de los libros de caballería en una historia dura y actual, de amor, amistad y muerte
Hay cosas que realmente no se llegan a entender y personajes que no tienen explicación, así como secuencias que sobran por completo.
Igual ocurre con los diálogos, a veces realmente ridículos o grotescos y otros cargados de intenciones críticas y de filosóficos significados.
Los actores están desencajados, caso de Javier Bardem o Carmelo Gómez, resultando ridículo por ejemplo el personaje de María de Medeiros y otros que sobran a todas luces.
Más valdría que Gonzalo Suárez contenga su desbordada imaginación y nos dé otro tipo de cine, ya que éste al ser tan personal no cumple con sus funciones, ni los deseos de su propio autor.
Mejor fotografía en los premios del CEC. Fotograma de plata al mejor actor para Carmelo Gómez. Concha de plata a Javier Bardem en el Festival de San Sebastián.
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