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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sergio Corbucci, director italiano que ha hecho sus mejores obras sin que haya logrado destacar nunca a un nivel demasiado alto y no pasando de lo discretamente artesanal, vuelve aquí a llevar a cabo una película de género, ambientada en la revolución mexicana de Zapata, y tomada un poco a broma.
En ella se encuentran en pleno fragor y con mil y una aventuras, dos italianos, un artista y un sacerdote que padecen todas las persecuciones habidas y por haber con la única intención de sacarle partido a las situaciones y para que el público lo pase bien.
Corbucci se defiende más con el western tomado en serio. Aquí las situaciones se alargan en exceso, el guion adolece de una cierta falta de unidad y ligazón a la hora de unir las escenas, el ritmo de la cita, debido a ello y a la poca habilidad del realizador, decae en muchos momentos, saliendo a flote tan solo en ocasiones, logrando despertar la hilaridad en el respetable.
Se ve apoyado Corbucci con un buen trabajo de Vittorio Gassman, a pesar de que el papel no saba para mucho lucimiento, bien secundado por Paolo Villagio, con una pegadiza música de Ennio Morricone y una correcta fotografía de Alejandro Ulloa.
Poco más da de sí esta película producida por José Frade, con aires espectaculares y comerciales que nos da la impresión que no se han conseguido ninguno de los dos.
En el aspecto moral algunos reparos en lo que al tratamiento de la figura del sacerdote sin mayor trascendencia.
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