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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si en su día poner el nombre del director en grande en los afiches como eran los casos de Alfred Hitchcock o Ingmar Bergman era una señal de garantía de calidad, ahora lo son los de Steven Spielberg o George Lucas, dos de los directores/productores de Hollywood que, a pesar de su juventud, están rompiendo todos los moldes y colocando sus productos en las cabeceras de las listas de recaudaciones en las taquillas y siendo aceptados por el público y la crítica.
Cuando ellos no dirigen eligen a quienes tienen que hacerlo, como en este caso Tobe Hooper, un especialista en el cine de terror que destacó con títulos como 'La matanza de Texas' (1974) o 'Trampa mortal' (1974).
Si por algo triunfa Steven Spielberg con sus películas es porque son originales.
Aquí al hacer un cine de fantasía no cae en lo vulgar, sino que busca elementos nuevos, sobre una casa familiar en la que se producen unos fenómenos extraños provocados por una horda de demoníacos fantasmas.
No hay nada que asuste más al ser humano que el miedo a lo desconocido.
Y así durante más de media trama nos tendrá en la ignorancia, juega con el más allá y nos embauca para llevarnos a donde quiere con ese comienzo cómico en el que prácticamente no pasa nada pero sirve para preparar el terreno y familiarizarnos con los personajes, mientras deja caer alguna crítica contra la televisión y la especulación sobre los terrenos urbanizables.
Tras el preámbulo comienzan a pasar los fenómenos extraños.
Así emplea buenos trucos y efectos especiales que se salen de lo habitual y nos producen un grado de tensión elevado.
El espectador da un respiro y piensa que todo ha terminado, pero la proyección sigue porque aún queda la recta final.
Sin caer en lo de siempre tal vez este sea uno de los films más terroríficos visto últimamente, sin morbo, yendo a lo directo, porque al ingenio de Steven Spielberg como creador del argumento no le hacía falta.
Usa de la parasicología y el espiritismo y en torno a ello juega con los personajes de esta familia compuesta por el matrimonio y sus tres hijos, la pequeña de los cuales es el eje central de la historia.
Para lograr el propósito no necesita grandes actores, aunque hay que destacar el buen trabajo de la madre encarnada por Jobeth Williams que carga con buena parte del relato.
A la misma altura está la música de Jerry Goldsmith que no abusa de recursos fáciles, y los efectos especiales que son también un porcentaje elevado en el logro de la cinta.
Con estos elementos Tobe Hooper no podía por menos que hacer su mejor película hasta la fecha o habría que preguntarse si es Steven Spielberg que lo logra.
De una forma o de otra se trata de un notable film.
Nominados al oscar la música, los efectos visuales y el montaje de sonido. Premio mejor cinta de terror, Zelda Rubinstein y el maquillaje. Bafta a los efectos visuales de la Academia de Ciencia ficción, fantasía y horror.
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