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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano decidió llevar a la pantalla la famosa novela de François Sagan, Aimé-vous Brahms? ¿Le gusta Brahms?) con la que en el Festival de cine de Cannes obtuvo un gran éxito personal uno de sus principales intérpretes, Anthony Perkins, con su interpretación.
En ella se cuenta la historia de una mujer de negocios, que está insatisfecha con su actual amante y comienza una nueva aventura con uno mucho más joven.
La firma de Anatole Litvak, si bien no es una garantía plena de calidad, es sin embargo un gran conocedor del oficio fílmico, un director capacitado, que domina la técnica y para el que la artesanía cinematográfica y la técnica no tiene secretos para él.
Carece de inspiración, es cierto, así como del aliento artístico necesario para transfigurar un tema y hacer una obra imperecedera desde el punto de vista meramente cinematográfico.
Pensábamos que con la novela de François Sagan encontraría la materia prima necesaria que supliera su defecto originario aunque estemos lejos de considerar que esta novela sea una obra literaria de calidad.
Con gran sorpresa nos encontramos que Anatole Litvak se ha ido por los cauces de la película psicológica realizada al modo del año 1945.
La influencia francesa es tan grande que la literatura sobra por todas partes en los diálogos y llega al punto de que la planificación y el montaje repiten párrafos literarios al completo.
El resultado no fue óptimo ya que la obra carece de profundidad psicológica porque el guion se limitaba a recoger de forma superficial la anécdota de la novela, lo que hace que el film aburra y pierda interés cuando se llega a la mitad de la trama.
Sin embargo la extraordinaria labor de los principales actores del reparto, tanto Ingrid Bergman, como Yves Montand y Anthony Perkins, compusieron extraordinariamente sus personajes dándonos un magnífico recital interpretativo, haciendo que el espectador salga del hastío.
Una buena fotografía de Armand Tirard en blanco y negro y un inspirado uso de la composición musical de Georges Auric, con la ayuda de la partitura de Brahms, completan el capítulo de aciertos de esta cinta.
En cambio tanto el trabajo del director, Anatole Litvak, y del guionista, Samuel Taylor, no superaron satisfactoriamente estos logros y esto hace que baje la calidad, y el mensaje estético que podría habernos comunicado, se pierda en un final sin interés.
Las escenas del concierto son de gran calidad cinematográfica y esto hace que la película alcance un nivel bastante mayor de calidad cinematográfica.
Premio al mejor actor para Anthony Perkins en el Festival de cine de Cannes. Premio David de Donatello a Anthony Perkins.
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