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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es difícil tomar una actitud ante esta película.
Por una parte se trata de una comedia de humor negro, realizada entre amiguetes, rodada durante un mes, tiempo poco habitual para el cine norteamericano, y con ocho millones de dólares, presupuesto más propio de un film claramente independiente.
Ello es debido a que la acción tan sólo juega con tres o cuatro escenarios y todos ellos interiores, que generalmente son salas de fiestas.
Vic va a salir de un frenopático en el que ha estado internado durante una temporada.
ÉL es el gángster jefe de una banda que tras pasar algún tiempo recluido en ese manicomio vuelve, encontrándose que le han quitado la novia y le han expropiado la banda.
La lucha por el poder en los bajos fondos de la ciudad se pone al rojo vivo.
Mick Hollyday, uno de los pistoleros más rápidos de la banda de Vic, tiene escondida a Grace Everly, con la que está teniendo una aventura amorosa, la que fue chica de su jefe y, eso, de momento protege su vida.
Las demás bandas juegan sus bazas y los duelos a pistola se suceden noche tras noche.
Hasta ahora el más rápido ha sido Mick, pero ha aparecido un nuevo matón, con fama de ser el mejor de todos ellos.
Toda la acción se centra en continuos desafíos entre gángsteres, como si se tratara de los duelos habituales en las cintas del Oeste, uno frente al otro, con la mirada fija, desafiándose con la palabra hasta encontrar el momento oportuno de ser el primero que dispare para eliminar a su rival.
Por un lado es un homenaje al cine negro de los años 40 y 50, y por otra parte es una parodia del género hecha con ironía y buen humor, en un mundo sofisticado, elegante y surrealista, lleno de abundantes muertes, en donde nada tiene sentido y en el que "la vida de un hombre es juzgada por su forma de morir", como dice uno de los protagonistas.
En esta línea la película está influida por las nuevas corrientes que invaden el género en la actualidad a raíz de los últimos films de moda que han triunfado en las carteleras.
Por ello no es extraño que a veces en el rostro de Jeff Goldblum aparezca una mueca irónica como de no estar creyéndose nada de lo que está ocurriendo, porque todo sucede como en una broma gigantesca, que es todo el argumento.
Incluso la canción My Way que canta su creador Paul Anka, con breves acotaciones de Gabriel Byrne, y con letra muy peculiar referente a Vic, principal personaje de la cinta.
Junto a los actores protagonistas se cuenta también con breves apariciones de los veteranos Michael J. Pollard, Henry Silva, Christopher Jones, Richard Pryor, Angie Everhart, Joey Bishop padre del realizador, los cantantes Billy Idol, Paul Anka o Max Frost y el director Rob Reiner.
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