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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con anterioridad a erigirse, a finales de los sesenta, en uno de los más firmes valedores de la vertiente paródica del género del Oeste, Burt Kennedy, reputado guionistas de westerns de serie B rubricados por Bud Boetticher, dirigió esta muestra del género 'Ataque al carro blindado' (1967), acerca de un grupo de aventureros que emprenden el asalto a un carro de esas característica y fuertemente protegido, que sirve para transportar el oro recogido de una mina.
Burt Kennedy salpica la narración de certeros apuntes humorísticos provenientes de la dispar personalidad de sus protagonistas.
Taw Jackson, un hombre que ha pasado injustamente una larga temporada en la cárcel, regresa a su pueblo.
Tiene la intención de recuperar las tierras que le robó el hombre que le envió a prisión, pero éste último también tiene sus planes y entre estos figura el hecho de matarle.
Para ello requiere los servicios de un conocido pistolero, Lomax, pero éste está más interesado en otro negocio: el que planea Jackson, y que consiste en asaltar un carro blindado en el que se transporta medio millón de dólares en oro.
Burt Kennedy, un especialista en el género western de serie B, es decir el realizado con actores de segunda fila, con poco presupuesto y urgencia en la factura, ha tenido en esta película los medios propios de otro director cualquiera.
Con dos monstruos sagrados en la cabecera de cartel, un clásico componiendo la partitura musical como Dimitri Tionkim y un buen maestro en la fotografía como Willian H. Clothier, obtiene este estupendo resultado.
Para cualquiera esta es la clásica trampa de la industria del cine de Hollywood, la de dar todas las facilidades y Burt Kennedy ha sabido aprovecharlas y salir muy dignamente del compromiso.
Con los elementos típicos de guion y sacándole partido al paisaje, el director ha sabido conjugar algunas facetas nuevas en el tratamiento de los personajes y de los decorados.
El argumento ha sido adobado con algunas estratagemas y situaciones influenciadas por el cine policiaco de última hora y a los personajes se le ha dado una ambigüedad moral poco vista en el cine del Oeste.
Para ello ha usado estupendamente de John Wayne y de Kirk Douglas y de lo que ellos representan para el espectador.
El resultado es un estupendo western con todos los atractivos e ingredientes del género: venganza, asaltos a trenes...
Los nombres del reparto con dos grandes intérpretes: John Wayne y Kirk Douglas que están brillantes y la eficiente dirección de Burt Kennedy, que abordó el género en numerosas ocasiones, hacen que suba puntos este western atractivo y con el sabor de los clásicos, que enfila a veces con acierto, la vía del humor.
El argumento es una novela de Clair Huffaker que nos muestra a un hombre (J.Wayne) injustamente encarcelado y decidido a vengarse de un malvado contratista de minas.
Hay que apreciar la sencilla eficacia en la puesta en escena que realiza Burt Kennedy que no se deja llevar por la espectacularidad y el efectismo.
Consigue una gran naturalidad en los movimientos de los actores en el uso del decorado y las pequeñas acciones, aparentemente accesorias le sirven para dar a la trama un inteligente tono humorístico.
Un gran film de evasión y al mismo tiempo con calidad en sus imágenes.
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