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CRITICA
Por: PACO CASADO
El éxito en Japón de la película 'Ringu' (1998) puso de moda el género de terror, a la que siguió 'La maldición' en la que debutaba en la dirección de largometrajes Takashi Shimizu, procedente de la televisión que la hizo primero en video y el productor Taka Ichise le pidió que la repitiera en cine.
El éxito fue tan enorme que batió récords de taquilla hizo que meses después se hiciera esta secuela en la que se ofrece más de lo mismo, de casas malditas encantadas en las que ocurren fenómenos extraños y terroríficos que producen fantasmas que originan más muertes.
Conforme la maldición se propaga, los fantasmas hallan la oportunidad de vivir, una vez más, a través del embarazo de una mujer que ha sido maldecida.
Las características de ese cine japonés de terror se vuelven a dar en esta secuela en la que una actriz habitual de las películas de terror que no quiere que la encasillen, decide retirarse a causa de su embarazo, pero antes es invitada a un programa de televisión sobre una casa encantada y se vuelven a producir las muertes del productor y cuanto intervienen en la filmación del programa a cargo de la señora de largos cabellos que repta por el suelo y paredes y su hijo, el niño de rostro blanquecino.
La cuestión es que el guión resulta bastante confuso, que no llegamos a entender en qué consiste la maldición, a pesar de que no tiene nada nuevo que contar más que repetir una y otra vez las mismas situaciones de la primera y con una puesta en escena que resulta monótona, ridícula y aburrida. Un auténtico fiasco. Y lo malo es que el final queda abierto a una posible tercera parte.
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