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CRITICA
Por: PACO CASADO
Bea es una guapa chica, estudiante de Derecho, que tiene una necesidad física urgente, entra en una cafetería, pregunta por los servicios y la respuesta es que es utilizable únicamente para los clientes.
Ben, un agente de finanzas, que está en la cola y le toca pedir la consumición, le solicita un te para ella y así ya puede acceder a los servicios.
Al terminar le da las gracias por el te y se inicia una cierta y fugaz amistad, llegan a casa de él, se hacen algo de comer, se acuestan esa noche y ella se va furtivamente a la mañana siguiente, pero se da cuenta de que le gusta y al volver le oye comentarios sobre ella nada favorables con un amigo y se va.
Pasado algún tiempo, casualmente coinciden en la boda de Halle, la hermana de Bea, con Claudia, la hermana del mejor amigo de Ben, que se celebra en Sidney, Australia, y fingen ser pareja, al otorgarles la misma habitación para no estropear la boda.
Todo el resto del argumento, que no ha hecho más que empezar, se desarrolla en tierras australianas y en los días que pasan con los preparativos de una boda de ensueño y la celebración que se ha de llevar a cabo.
Esta es una historia previsible desde el primer momento y no es necesario darle tantas vueltas a las relaciones que se producen entre ambos en esos momentos para saber que sin lugar a dudas van a terminar juntos, a pesar de la aparición de una novia anterior de él y de un novio del pasado de ella, pero sobre todo que nada de ello añade algo nuevo a este relato.
Ya que se trata de una comedia al menos podían añadir una cierta gracia a las situaciones que se producen.
El argumento está inspirado muy libremente en la obra de William Shakespeare 'Much ado about nothing', o lo que es lo mismo 'Mucho ruido y pocas nueces', que han convertido en guion Ilana Wolpert y el propio director Will Gluck, que ya había hecho anteriormente otra comedia, 'Con derecho a roce' (2011) o la nueva versión de 'Annie' (2014), entre otros títulos.
Por supuesto que de William Shakespeare no queda la más mínima señal y tampoco es comparable con cualquier comedia famosa, ya que no lo resistiría, puesto que se trata de un simple producto entretenido para espectadoras adictas a las comedias románticas.
Glen Powell es el actor ideal para representar a un chico guapo y atractivo y Sydney Sweeney es la típica chica mona, agraciada y pizpireta ideal para una comedia que se precie.
Por su parte Will Gluck, desde la dirección, no puede hacer mucho más para enderezar un repetitivo guion escrito por él mismo en colaboración con Ilana Wolpert, ya que los actores caminan solos, sin mucha necesidad de ser dirigidos ante las situaciones que se producen.
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