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CRITICA
Por: PACO CASADO
Posiblemente desde la contemplación de 'Lo importante es amar' (1975) Andrzej Zulawski tuviera muchos más admiradores de su cine, que tal vez fuera posteriormente perdiendo con su siguiente película, 'La posesión' (1981) y que a lo mejor pierde muchos más a partir de ahora con 'La mujer pública' (1984), o al menos ese es nuestro parecer de que así pueda ocurrir.
Sus films repiten machaconamente siempre el mismo esquema y temática: una mujer que se debate entre dos hombres y que ninguno de los dos le ayuda.
En esta ocasión es Ethel, una joven modelo que pretende llegar a ser actriz, pero no tiene experiencia es invitada a interpretar un papel en una producción basada en Los endemoniados, de Dostoievski.
El director se apodera de su vida y en poco tiempo es incapaz de distinguir lo que es la realidad y la ficción.
Cae en manos de este director que la tortura en su locura y la deja, cayendo después en las de un actor polaco, cuya mujer es amante del director citado anteriormente y que un buen día desaparece.
Todo esto se complica con un asunto de espionaje, un asesinato, un suicidio, un accidente y todo ello envuelto en gritos desgarradores, torturas mentales, violencia y desnudos de la protagonista con escenas de sexo, en las que tal vez vieran los jurados del Festival de cine de Montreal sus mayores méritos para concederle a la cinta el Ticket de oro al título más comercial del certamen e incluso también el premio especial del jurado.
Sin embargo el Festival de cine de Cannes le hizo un gran favor al excluirla de la selección oficial por parte de Francia, lo que provocó un gran escándalo, pero le dio también una gran publicidad de cara a su lanzamiento comercial.
Creemos que con 'La mujer pública' (1984) Andrzej Zulawski vuelve a dar un nuevo paso atrás en su abigarrado y confuso mundo, que nos muestra en un guion bastante desequilibrado, de esta película sobre el tema de la ambición de esta chica que desea llegar a ser actriz y sin querer se mete en el insoportable infierno y crispado universo de un director.
Valérie Kapriski no acaba de tener suerte como actriz cuando primero lo intentó en 'Vivir sin aliento' (1983), de Jim McBride y ahora con 'La mujer pública' (1984).
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