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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay temas que se eternizan en una pantalla por la gran multitud de veces que se ha hecho en sus diversas versiones y bajo todos los puntos de vista según los realizadores y las nacionalidades de los mismos.
No es esta la primera versión que de Rasputín se hace, ni será la última que se haga, ya que a cada instante surge un nuevo realizador para quien el tema es válido y porque así las nuevas generaciones de espectadores también tienen oportunidad de conocer al perverso monje ruso.
El tema no es nuevo ni las muy diversas variaciones aportan nueva luz al mismo, pero si tiene algo de sugestivo que hace conservar el interés y mantener a un espectador entretenido durante hora y media.
La edición que nos ha tocado presenciar se mueve en esos cauces de producción media que llenan el hueco de unos números anuales de cintas para cubrir apariencias y que gracias a la veteranía de una cinematografía como la anglosajona logra unos visos de calidad media que en cierto sentido la hacen válida.
Todos los elementos y apartados del film andan a la misma altura de calidad.
En cuanto al aspecto moral la película tiene reparos de fondo en el que se mezclan con mucha facilidad la hechicería, a magia y la fe sin que el límite esté definido claramente, así como varios asesinatos.
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