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CRITICA
Por: PACO CASADO
Del texto anónimo original Fernando Fernán Gómez extrajo una versión teatral hace 10 años que El Brujo ha paseado por los escenarios de medio mundo.
Lo que antes era un monólogo ahora se convierte en una película con una larga nómina de eminentes actores secundarios españoles.
No es la única vez que se hace en cine esta obra.
El primero fue Florián Rey en 1925 y el segundo César F. Ardavín en 1959, que ganó el Oso de Oro en el festival Berlín, con Carlos Casaravilla y Marco Paoletti como principales protagonistas.
El cambio del título original 'Vida del Lazarillo de Tormes' y de sus fortunas y adversidades, tiene sentido aquí ya que si allí se nos contaban las aventuras del pequeño conductor del ciego, en este caso es el propio Lázaro, ya adulto, el que ante un tribunal de Toledo justifica que sus raterías eran motivadas por el hambre que padecía.
A veces se escenifica el relato, siendo incorporado por el niño Manuel Lozano, recurriendo en tal caso al texto literario.
No es pues exactamente esta obra anónima del siglo de Oro lo que se nos ofrece, sino la adaptación de Fernando Fernán Gómez, que parte del último capítulo, pero es fiel al ideario y al espíritu picaresco de la obra que, en cierto modo, no ha perdido apenas actualidad.
El film posee una perfecta reconstrucción histórica, un comedido Rafael Álvarez, bien seguido por un ajustado reparto, pero adolece de una estructura excesivamente plana, con alguna pérdida de ritmo y poca nitidez en el sonido directo.
Goya al mejor guion adaptado y al diseño de vestuario.
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