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CRITICA
Por: PACO CASADO
Segunda película de la trilogía que Pedro Carvajal inició con 'Martes de Carnaval' (1954), su ópera prima, que tiene mucho más que ofrecer que otros títulos de autores famosos y consagrados.
S u acción se sitúa en la Galicia rural de los años 40, donde la modernidad choca con las viejas leyendas y tradiciones.
Mónica se ha escapado del colegio donde estaba interna, huyendo de la sobreprotección de su sutoritario padre que la ingresó allí, y acude al encuentro con su madre que vive sola en el campo.
Sorprendida por el pasado de su madre, descubrirá un mundo mágico en una Galicia rural, donde los muertos se aparecen dispuestos a vengarse de las antiguas afrentas.
Así la mujer, tras una larga separación, recupera a la hija que su marido le arrebató.
Una vez allí, Mónica descubrirá cual fue el motivo de la separación que llevaron a cabo sus padres.
En la vida de ambas hay un fantasma del pasado, un espíritu que va en busca de su destino.
No es una película perfecta, pero su director demuestra que se le puede tener confianza y que habrá que esperar en él buenos frutos en el futuro.
Tiene en sus manos una historia atractiva que se sigue con interés, con una excelente atmósfera, magnífica fotografía de Tote Trenas y acertada música de Manuel Balboa.
Ha resultado un logro la elección de las dos Molina, Ángela y Mónica, en los papeles de madre e hija, aunque en la vida real sean hermanas.
Una producción interesante, entretenida y no exenta de determinados méritos.
De lo mejor de la producción española de este año.
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