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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay un refrán que dice "crea fama y échate a dormir". Esto en el cine y para el espectador y el crítico exigente no vale.
Hay que darles todas y durante mucho tiempo para que un director sea considerado como interesante dentro de la historia del cine.
Ya sabemos todos que el efímero arito de un Oscar o un premio en un determinado festiva, no tienen un gran valor, sino el que se le quiera dar, de una forma relativa y en comparación con las restantes cintas con las que compitiera.
Si aún el hecho de tener tres Oscar un director garantizan una película.
Este es el caso de Frank Lloyd, veterano y ya fallecido director cinematográfico de los gloriosos tiempos de Hollywood y de su vetusta película "Si yo fuera rey".
Es un típico largometraje de estos años tantas veces alabados de la historia de la Meca del Cine, por las personas mayores, a las que en su momento Ronald Colman, aquí un galán, apasionaba perdidamente como hoy lo pudiera hacer un Marlon Brando en nuestros días.
Las aventuras de rufián simpático puesto al lado de la justicia y enmarcada la acción en los días de la Francia de la corte de los Milagros, es donde se centra la trama.
La película logra entretener en algunos momentos, sin que por ello suba considerablemente de tono o de calidad, conservando un discreto nivel de mediocridad.
El guion de Preston Sturgess, que también llegaría después al terreno de la dirección, es uno de los principales alicientes del film.
Colman cumple con su papel y Wilcoxon tiene un curioso personaje.
Frank Lloyd en la dirección no se complica excesivamente la vida como correspondía a aquellos momentos, preocupándose tan solo de los actores.
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