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CRITICA
Por: PACO CASADO
Toni es un hombre cincuentón que tiene una furgoneta de reparto cuyo trabajo lo comparte con Lolo, su ayudante.
Un día recibe un mensaje de una abogada que le comunica acuda a su despacho.
Allí le enseña un video que le manda su hermana con la noticia de que ha fallecido y al que le deja de tutor de sus cinco hijos adoptivos, cada uno de una nacionalidad y raza distinta, china, mejicana, colombiana, marroquí y maliense, lo que le pondrá su vida patas arriba, él que odia profundamente a los niños y que lo único que desea es tener una vida tranquila y sosegada.
Pero ante la gran cantidad de multas que tiene por pagar por mal aparcamiento y convencido por su amigo, acepta el encargo a cambio de diez mil euros, de los cobra inicialmente quinientos y el resto al cumplir el contrato.
Todo el argumento se reduce a la gran cantidad de faenas que le hacen los niños a Toni que acepta resignado ante el problema comercial que tiene por delante, o de lo contrario tendría que pasarse una temporadita en la cárcel.
El cómico leonés Leo Harlem, actor que está de moda en el cine español, es quien encarna a Toni y como tal es el protagonista de esta endeble comedia española, dirigida por el realizador madrileño Joaquín Mazón del que recordarán algunos de sus títulos anteriores, como 'Cuerpo de élite' (2016) o 'La vida padre' (2022) cuyo guion ha sido escrito por Curro Velázquez y Benjamín Hernán, al que le falta un poco de sal y de gracia, puesto que no vale con la que hace el protagonista para salir de los líos en los que le meten sus ahijados.
En este sentido Leo Harlem cumple con su cometido, pero no es suficiente para salvar este barco del naufragio.
Finalmente, con un poco de sentimentalismo acabará por acostumbrarse a ellos, cosa previsible desde el primer momento.
El ritmo decae en demasiados instantes de la trama.
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