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CRITICA
Por: PACO CASADO
Son innumerables los títulos que el cine ha llevado a cabo sobre la Segunda Guerra Mundial, unos sobre el hecho bélico en sí, mientras que otros eran de diverso tipo y sobre todo los que más llaman la atención son los humanitarios, aquellos en los que algunas personas refugiaron a judíos y los ocultaron en sus casas para ponerlos fuera del alcance de los nazis.
Así fue el caso del joven y humanitario corredor de bolsa británico Nicholas Winton, más conocido por todos como Nicky, que ayudó a rescatar de la muerte a cientos de niños, más concretamente a 669 en total, de las garras del ejército nazi y de ser enviados a los fatídicos y mortales campos de concentración, arriesgando en ello su vida.
Todo ocurría en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, lo que realizó en colaboración y ayuda de su madre.
Ello es un acto de compasión que fue olvidado durante más de cincuenta años, hasta que un día tras tratar de vender su álbum de recuerdos a una mujer dedicada a escribir sobre esos hechos, ésta lo puso en conocimiento de un popular programa de la televisión que hizo público el memorable hecho humanitario y muchos de los que le debían la vida acudieron a prestarle el debido y sentido homenaje en agradecimiento por su gesto.
La reina Isabel II le nombró Sir por esa proeza.
Esta película lleva al cine este hecho cuyo basándose en el libro escrito por Barbara Winton, su hija, que Lucinda Coxon y Nick Drake se han encargado de convertir en guion y que el director televisivo James Hawes lo ha convertido en imágenes, debutando así en el cine con 'Los niños de Winton' (2023), a la que encontramos falta de suspense y fuerza dramática, aunque con cierta emotividad, pero un tanto convencional y predecible.
La historia, que se inicia en 1987, tiene dos partes, una en la edad adulta con Nicky viviendo en Maidenhead (Inglaterra) y otra en 1938 trabajando de corredor de bolsa en Londres en el momento en que lleva a cabo su hazaña.
El film se inicia con el conocimiento del protagonista en la edad adulta, cuando su hija está a punto de tener un bebé y su esposa se ausenta para estar presente en el acontecimiento, momento que aprovecha para poner en orden sus archivos y tirar lo que no sirva.
Pero pronto se pasa a los años cincuenta cuando de joven se convierte en el protagonista de estos hechos en compañía de Grete, su esposa y su madre.
Ambas etapas se van alternando pasando de una otra sin solución de continuidad, lo que hace que el relato resulte frío y un tanto confuso lo que hace que no agarre la atención del espectador.
No vamos a descubrir ahora los méritos del veterano actor Anthony Hopkins que hace un formidable trabajo encarnando a Nicky en la edad adulta, mientras que Johnny Flynn lo hace en su juventud, en la que destaca Helena Bonham Carter en el papel de la madre.
Cinematográficamente está llevada a cabo de manera rutinaria, sin embargo interesa realmente lo que se nos cuenta, que fue algo realmente admirable.
Premio del público en el Festival de Palm Springs. Premio Cinema por la paz. Premio British Film Designers Guild.
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