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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la verdadera historia del mayor fraude cometido por un falso grupo musical a lo largo de la historia de la música pop.
Todo se formó en torno a dos bailarines, uno alemán llamado Robert Pilatus, un chico de color que de pequeño fue adoptado, recogido de un orfanato, por una familia blanca, que ya tenía una hija, Carmen.
El otro, también de color, es el francés Fabrice Morvan, que tras conocerse formaron un dúo que actuaba en algunas coreografías de cantantes.
Un día se dieron cuenta que lo que se llevaba era el pelo largo y así aparecieron, cuando el avispado productor musical alemán Frank Farian, creador del fenómeno Boney M., se le ocurrió la idea de convertirlos en un falso grupo musical, ya que observó que ambos tenía tirón para las chicas.
Compuso una serie de canciones que interpretaban dos cantantes negros desconocidos, que se encargaban de ponerles sus voces en las canciones que grababan para los discos.
Éstas comenzaron a alcanzar los primeros puestos en las emisoras alemanas y ya pensaron en lanzar el grupo en los Estados Unidos donde igualmente sus temas subieron hasta los primeros puestos de las listas de éxitos de los hits parades más conocidos.
Llegó el momento que tanto Rob como Fab, quisieron ser ellos mismos los que interpretaran las canciones, para lo que contrataron a un maestro de música que los formara, pero llegó el momento en el que Frank Farian decidió descubrir el bulo y todo se fue al traste.
Lo que nos cuenta esta película, cuyo subtítulo es el nombre que tenía el primer álbum que grabaron en 1990, se centra en el escándalo musical que provocó el fraude organizado del que fueron protagonistas Robert Pilatus y Fabrice Morvan al final de la década de los años ochenta en el mundo de la música, con el nombre de Milli Vanilli, organizados por el productor musical Frank Farian, que los convirtió en unas grandes falsas estrellas, aprovechando que sus físicos agradaban a las fans y que sus canciones gustaban principalmente a las chicas, llegando a ser conocidos en todo el mundo y logrando el primer puesto en las listas de éxitos americanas.
Todo fue bien hasta que Frank Farian se dio cuenta de que se les escapaban de sus manos y que no podría sujetarlos como hasta ese momento en el que estaban en la cumbre, y decidió destapar el truco.
Ciertamente no se explica cómo se llegó tan lejos con esa farsa.
El film está dedicado a uno de ellos, Rob Pilatus, que tras destaparse el fraude se enganchó al alcohol y las drogas, muriendo por sobredosis en Frankfurt el 2 de abril de 1998.
Paralelamente surgió en este mismo año un documental dirigido por Luke Korem que contaba la misma historia.
Tanto Elan Ben Ali como Tijan Njie en sus respectivos papeles de Fabrice Morvan y Robert Pilatus, dan bien los dos personajes que representan moviéndose muy bien en los escenarios, mientras que Matthias Schweighöfer y Mitsou Jug forman la pareja de Frank Farian y Melly que los hicieron triunfar.
El guion está bien informado y sigue con interés la trayectoria que siguieron los dos sin que el espectador pestañee en ningún momento a pesar de saberse en líneas generales lo que ocurrió.
Por su parte la banda sonora está plagada de sus mayores éxitos.
Premio de la Asociación de críticos de Austin.
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