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CRITICA
Por: PACO CASADO
La vuelta al cine de José María Forn, después de ocho años de ausencia, se efectúa con el género de juicios, que suele tener siempre su interés.
En este caso no es por un crimen sino por un presunto acoso sexual de un político, en plena campaña de las elecciones municipales, a Paula, una secretaria que, al ser despedida, le denuncia.
Elena una abogada progresista toma el caso contra este político de signo conservador.
La cinta despierta curiosidad no sólo por la trama en sí y por conocer el resultado final, sino también por el retrato que hace de una clase social barcelonesa, la hipocresía que hay en el comportamiento de las varias parejas que aparecen en la película y sus distintas forma de afrontar esta relaciones, no siempre dentro del matrimonio.
No es el tema central la política aunque también la toca de pasada, así como la emigración, los contratos temporales, el acoso sexual, la doble moral, la independencia de la mujer, los partidos políticos, la prensa, etc. son temas que enriquecen el núcleo central del argumento.
Aunque se trata de un drama, a veces, se desdramatiza con algunas pinceladas cómicas.
El problema es que el guion se basa en una acusación que se nos antoja que no tiene peso ni mucho fundamento para sustentarla y sin embargo sale adelante.
Al final hay sorpresa y por el camino se descubren otras cuestiones referentes a las distintas parejas.
En este sentido creemos que hay exceso de coincidencias y algunas situaciones metidas un poco con calzador.
Los actores se comportan bien y dan acertadamente sus personajes, aunque en la conclusión no nos acabemos de creer ciertos engaños y queden cabos sueltos en la trama o sin explicación de determinadas actuaciones.
Una puesta en escena y narración correctas para un film que engancha aunque no convence totalmente.
Segundo premio en el Festival de cine en español de Málaga 1998.
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