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CRITICA
Por: PACO CASADO
Por esta vez el cine español se adelantó al norteamericano al exponer en la pantalla el tema de las snuff movies en la ópera prima de Alejandro Amenábar, 'Tesis' (1996), que ahora también trata Joel Schumacher en 'Asesinato en 8 mm.' (1998).
Este es el móvil de un investigador privado al que se le pide descubrir la identidad de una chica que aparece asesinada en una bobina de película en 8 mm., encargo que le hace la esposa de un senador que ha muerto pero que no quiere que transcienda esa clase de vicios por el buen nombre del fallecido.
En el film se pueden distinguir dos partes.
Una primera que se centra en la pura investigación de la identidad de la chica y una segunda en la que en compañía de un empleado de un videoclub de cintas porno se mete en el infierno de las realizaciones de esa clase de producciones, lo que le hace aflorar, al buen padre de familia que es, el monstruo que todos llevamos dentro y se toma la venganza por su mano.
Es el aspecto que tal vez interesa más en la película pero que desgraciadamente no se profundiza en exceso en él.
No hay que olvidar que estamos ante un film de acción, que se ha querido trascender un poco y llamar a la conciencia de los espectadores en cuanto a la existencia de la pornografía sangrienta y el sadomasoquismo de las snuff movies.
Siendo difícil la primera mitad en cuanto a la investigación, es en la segunda donde más se acumula la acción y en la que se hace el argumento más truculento, sacándose de la manga un culpable casi insospechado.
El guion de Andrew Kevin Walker, autor también del de 'Seven' (1995), aunque haya sido modificado el final para dar un álito de esperanza, nos da ciertas garantías.
El director Joel Schumacher lo pone en escena de forma artesanal y Nicolas Cage ensaya un nuevo personaje de cinta de acción con problema familiar.
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