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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta producción nos ofrece la última de las actuaciones del compositor japonés Ryüichi Sakamoto, en una especie concierto con él en un estudio de grabación y su piano tocando por última vez, antes del fallecimiento del maestro, debido a un cáncer, a manera de testamento, seis meses después de esta grabación, el 28 de marzo de 2023, en un estudio, en Tokio, sin público, sólo él y su piano de cola Yamaha, para interpretar veinte piezas de su propia cosecha, grabado al final del año 2022, con pausa, en diversos día entre una pieza y otra para su recuperación y después montadas de manera continuada, que oculta de esa manera la enfermedad.
Al comienzo nos da impresión de estar improvisando, con notas emitidas a un ritmo lento, pausado, cadencioso y hasta pasados unos veinte minutos no comienza a adquirir un ritmo un poco más dinámico.
Según los créditos finales recoge en su interpretación algunos temas de sus más conocidas películas, pero personalmente apenas reconocimos algunos temas de 'Feliz Navidad Mr. Lawrence' (1998), 'El último emperador' (1987), 'El cielo protector' (1990) y poco más, quizás debido a que es una versión pianística y no a toda orquesta como se oye en el cine acompañando a las imágenes.
Cinematográficamente la austera realización que lleva a cabo el realizador Neo Sora, hijo del propio Ryüichi Sakamoto, no tiene nada de extraordinario, ya que se cuenta para ello con pocos elementos: un estudio vacío apenas iluminado, un piano de cola, un foco que lanza su luz fundamentalmente sobre el maestro pianista que no es otro que el compositor Ryüichi Sakamoto interpretando su propia música.
La cámara da vueltas en tono a la figura principal, tomándolo en un plano lejano y en otros momentos en planos detalles tanto de él como de sus manos sobre las teclas, como también del piano.
Esto hace que sea un film que se puede contemplar con los ojos cerrados y limitarnos a escuchar la música.
Se echan de menos unos subtítulos indicadores de qué pieza o de qué banda sonora está interpretando en cada momento, ya que no todos los espectadores conocen sus partituras compuestas para las distintas cintas para las que compuso su banda sonora.
Es una película que no es apta para todos los públicos, sino especialmente para los aficionados a la música en general y especialmente para los cinéfilos amantes de las bandas sonoras y admirador de este estupendo músico japonés.
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