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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de la aristocrática familia de los Bouvier Sauvage, compuesta por los padres Fréderic y Catherine y su hija Alice.
Alice está enamorada de François Martin, el hijo del director de un concesionario de la marca francesa de coches Peugeot, Gérard Martin.
Cuando los hijos Alice y François anuncian su inminente matrimonio, se reúnen en la gran mansión de la familia aristocrática, rodeada de viñedos, a lo que en principio no está muy de acuerdo con el enlace ya que el padre presume de proceder de alta alcurnia incluidas familias pertenecientes a la realeza de los tiempos de Carlomagno, algunos de sus antepasados, y no van a casar a su hija con el que considera un mecánico de taller de coches.
Pero se produce una circunstancia muy especial.
La pareja le hace a sus respectivos padres un regalo muy original, que consiste en unas pruebas de ADN de cada uno de ellos y así se puede saber la procedencia familiar y el origen de los antepasados de todos, pero los resultados son totalmente inesperados y no cada uno el que deseaba que fuera.
De esa manera tienen que enfrentarse al hecho de que no sean quienes creían ser.
Esto provoca que Gérard, que presume de ser francés, tiene mezcla de alemán, Catherine es de ascendencia portuguesa igual que la criada, Nicole es de familia británica y lejanamente emparentada con la reina y finalmente Fréderic que alardea de sus antepasados regios, proviene de la tribu de los indios cheroques norteamericanos.
Los líos que se forman con las desavenencias de cada uno con respecto a su pasado y procedencia constituye el módulo central de esta entretenida comedia, cuya primera hora resulta algo teatral, al centrarse toda la acción en el salón de la magnífica mansión de los Bouvier Sauvage, mientras que en la media hora última se airea un poco más la historia al tratar cada uno de investigar si es cierta la procedencia que descubre el ADN respectivo.
De alguna manera esperábamos más comicidad de esta historia que está bien interpretada por cada uno de los actores, comenzando por el cómico francés Christian Clavier del que se le recuerda otras actuaciones suyas sumamente divertidas.
La puesta en escena es algo dispar por parte de Julien Hervé que hace su primer largometraje en solitario del que se ha encargado de escribir esta comedia, hacer el guion y ponerla en escena desde la dirección.
El título original de esta cinta es 'Cocorico', la onomatopeya que hace referencia al canto del gallo que representa el símbolo nacional francés.
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