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CRITICA
Por: PACO CASADO
La política de autor lleva muchas veces a los críticos a alabar cualquier película que haga un director consagrado de los considerados intocables y Manoel de Oliveira es uno de ellos. Pensamos que el mejor escribano echa un borrón y no es que vayamos a decir que en este caso el director portugués lo haya hecho mal, pero no es para tirar cohetes.
Decía el maestro aragonés Luis Buñuel, que "el mayor pecado del cine es el de aburrir".
Manoel de Oliveira hace una meditación sobre la civilización a través de un documental sobre los puertos del Mediterráneo exponiendo sus ruinas y dando unas pinceladas de sus culturas.
Aquí cuenta la historia de Leonor una portuguesa profesora universitaria de Historia, que con su hija pequeña de ocho años, emprende un largo viaje a través de un crucero que hacen en busca de su padre, piloto de líneas aéreas, que está en Bombay.
De esa manera recorren así diversas culturas y civilizaciones visitando las ciudades de Lisboa, Marsella, Nápoles, Pompeya, Atenas, Estambul, Egipto, El Cairo, Adén, etc.
La profesora le va contando a su hija sobre los mitos, la historia, la religión y las guerra de esos pueblos que van visitando.
El director Manoel de Oliveira ancla su cámara en cada lugar y a plano fijo nos da una postal mientras los actores se mueven dentro del plano y nos sueltan el correspondiente discurso que toca en cada momento.
Cuando se le acaba el documental y como en cada puerto ha recogido a una mujer ilustre, las reúne a todas en el camarote del capitán y durante 25 minutos conversan de forma teatral sobre temas sin mucho interés, para terminar con un final impostado que se saca de la manga sobre terrorismo.
Antes de ver este film se debería dar un folleto de mano con las intenciones del director, ya que lo que vemos es un documental turístico, mientras algunos críticos han querido ver una metáfora milenaria sobre el encuentro de culturas de la civilización occidental, una torre de Babel a la inversa donde cada uno habla su idioma y todos lo entienden, un recuerdo sobre nuestros orígenes, una parábola sobre la necesidad de recuperar la historia y la cuna de las civilizaciones y un entendimiento que se quiebra al final.
Esta es la tercera y última colaboración de la actriz griega Irene Papas con el director portugués Manoel de Oliveira y también la última que hizo antes de tomar la determinación de retirarse del cine.
Si al espectador no le llega el mensaje podríamos considerarlo, parodiando el título original, como 'Un film fallado'.
Premio SIGNIS en la Mostra de cine de Venecia.
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