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CRITICA
Por: PACO CASADO
No vamos a entrar o salir ahora si la película refleja bien el libro de Fernando G. Delgado, que no hemos tenido tiempo de leer, o si es la visión de Vicente Aranda, con cuyo cine solemos estar bastante de acuerdo, salvo excepciones como 'El amante bilingüe'.
Begoña no quiere ser una mujer florero como sus amigas, por ello se lanza a la búsqueda de nuevas experiencias sexuales de una manera desenfrenada, las cuales va describiendo de manra minucisoa en un diario.
Es pues la historia acerca de las frustraciones de esta mujer inadaptada cercana a los cuarenta y su apasionante y ajetreada vida sexual, llena de amantes de todo tipo, desde viejos hasta adolescentes, que busca su otro yo perdido, que no encuentra, que tal vez sea la causa de su infelicidad.
Sus reacciones, a veces, resultan incomprensibles, dada su experiencia en este terreno.
La novela es un diario que en un momento determinado pasa del papel al elemento electrónico, en una especie de extraño video de invención japonesa al que la protagonista cuenta sus intimidades más secretas que, a veces, nos resultan tan inverosímiles como el propio búho o artefacto nipón.
Desconocemos, al no haber leído la novela, si al pasar las páginas del libro a la pantalla han perdido poesía y si las imágenes se han llenado de diálogos plagados de groseras palabras malsonantes que chirrían en los oídos de los espectadores, en perfecto contraste con la elegante puesta en escena de Vicente Aranda, la perfección técnica de la fotografía o lo adecuado de la música de Pepe Nieto.
De los intérpretes nos quedamos con el buen hacer de Laura Morante, que supera en muchos momentos al personaje, o la madurez de Sancho Gracia.
Esta vez el film no está a la altura de los mejores de este buen director, y notable adaptador a la pantalla, que es Vicente Aranda.
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