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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando tradicionalmente se dice que un director hace siempre la misma película, se hace más cierto y real al tratarse de Woody Allen, que nos ofrece en este nuevo trabajo 'Maridos y mujeres' (1992), su film número 22 y en el que, una vez más, vuelve a tratar la crisis de la pareja que ya había mostrado con anterioridad en otras cintas.
Cuando sus mejores amigos anuncian que se van a divorciar, un profesor y su esposa descubren los defectos que tienen en su propio matrimonio.
En esta ocasión narra las vivencias y crisis sentimentales de dos matrimonios centrándose fundamentalmente en la relación de un maduro profesor con una alumna adolescente que, de alguna forma, se le ha buscado una similitud con lo ocurrido en la vida real al propio Woody Allen, con Soon Yin, la hija adoptiva de Mia Farrow, lo que nos muestra con su estilo propio tan característico y personal el cineasta nacido en la gran manzana.
Este hecho fue utilizado publicitariamente para el lanzamiento de esta película en su estreno norteamericano.
A estas alturas no vamos a dudar de la capacidad de Woody Allen para el tratamiento de un tema tan conocido como es éste para él, como es la reflexión de las relaciones de la pareja, dos en este caso, en torno a su fidelidad sexual, sentimental, emocional, etc, en muchos de los casos originados por la diferencia de edad.
Esta vez se trata de dos parejas de casados que se enfrentan al cambio y se ven forzadas a revisar cuestiones universales sobre la vida en común, la amistad, la fidelidad, el romance, la confianza y en definitiva el amor.
Como en otros muchos de sus títulos anteriores, aquí de nuevo mezcla su estilo cómico y el dramático, al tiempo que explora los temas con los que siempre se ha visto comprometido, como las relaciones contemporáneas, el compromiso, la resistencia al cambio, la desconstrucción y la regeneración, así como las muchas facetas y complejidades del alma humana.
Esto lo lleva a cabo Woody Allen convirtiéndolo en una comedia, sin estridencias, sin tragedia, aunque a veces tenga algunos tramos amargos, inevitables, que producen heridas que en ocasiones son incurables y en otras provocan indudables desencantos.
El tema no es nuevo para este director, pero sí tal vez la forma elegida para la puesta en imágenes, en su tratamiento fílmico al emplear una especie de falso documental televisivo, con entrevistas a los principales personajes del drama a cargo de un psicólogo y con una nerviosa cámara a mano, mareante en ocasiones, como si de un amateur se tratara, que se salta incluso las más elementales reglas del lenguaje cinematográfico.
Nominado al Oscar el guion y Judy Davis. Premio para Judy Davis de los críticos de Boston, Chicago, Dallas, Kansas, Londres, Los Angeles, la Sociedad de críticos americanos, Premio 20/20. Premio NBR. Bafta para el guion. Premio Guldbagge.
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