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CRITICA
Por: PACO CASADO
Lo que en un principio, con las declaraciones de los distintos presidentes franceses de que va ser un año difícil, parece que se va a tratar de una producción de corte político, pronto nos damos cuenta de que no es así, sino de una divertida comedia.
Dos perdedores, Albert Laprade y Bruno Ambrosi, que tienen más trampas que una película de chinos, se conocen por casualidad, se hacen amigos y se introducen en un grupo de activistas rebeldes que protestan contra el cambio climático y el excesivo consumismo de la sociedad, que son amantes de la justicia social.
Ambos se aprovechan de la comida y bebida que la asociación les ofrece de manera gratuita, ya que están en la ruina total, separados de sus mujeres y de sus hijos, ya no tienen casa, duermen en la calle o en cualquier lugar donde haya un sofá o una silla bajo techo.
Finalmente acaban estando de acuerdo con los argumentos que esgrimen en sus protestas callejeras y terminan integrados en el movimiento con pura convicción y algún sentimiento más.
Albert y Bruno se ven unidos por la misma circunstancia económica, como son las múltiples deudas que ambos soportan que les llevan a estar a la deriva.
Cuando entran en la asociación cada uno adopta un seudónimo y así están Pollito, Cactus, Quinoa, Sirena, Antílope, etc. para ocultar su identidad.
El film 'Intocable' (2011) puso en órbita a estos dos realizadores franceses Éric Toledano y Oliver Nakache, que ahora vuelven al género de la comedia en la que nos ofrecen esta historia que gira en torno al problema del cambio climático entreverada con la problemática social del excesivo consumismo, representado en estos dos individuos que tienen deudas hasta para callarse, algo muy habitual en las personas de su clase social, pero no en la cantidad de la que ellos han abusado, pidiendo dinero a amigos, familiares, compañeros del trabajo cuando lo tenían y hasta a los bancos.
Posteriormente esta comedia picaresca deriva en un asunto sentimental y romántico de la pareja protagonista de estos dos perdedores para así tener un final feliz, como corresponde a cualquier comedia que se precie.
El plato fuerte recae en el trío protagonista formado por Pio Marmaï, Jonathan Cohen y la simpática Noémie Merlant, con el apoyo puntual de Mathieu Amalric en el personaje de un abogadillo ludópata al que no le dejan jugar en ningún casino, por más que lo intenta.
La realización de esta octava cinta de Olivier Nakache y Éric Toledano, lleva el desarrollo de la narración a un ritmo ágil que hace que el espectador no se aburra con las peripecias de estos dos perdedores, pero entrañables, debido a su humanidad y buenos sentimientos, que tratan de salir adelante de alguna manera del mal momento en que se encuentran.
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