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CRITICA
Por: PACO CASADO
Se suele saber a través del ADN que una persona es hijo o hija de un padre o de una madre, pero posiblemente a veces con tan sólo ver el parecido casi se puede acertar de que así es.
Sin embargo en el mundo del cine es fácil distinguir cuando un director o directora hace un tipo de cine, es claro de donde le viene esa ascendencia.
Uno de los casos más recientess que hemos visto es el de Ishana Shyamalan, en la que aparte del apellido, no hay más que ver su película 'Los vigilantes' (2024) para saber de quien es hija.
Esta es la historia de Mina, una artista de 28 años, que se queda perdida al cruzar un extenso y poblado bosque del oeste de Irlanda, que no figura en los mapas, cuando su coche se queda parado de camino para hacer la entrega de una cotorra dorada de la tienda en la que ella trabaja en la ciudad de Dublín.
Busca ayuda o una posible salida del bosque pero al no hallarla, encuentra refugio en una especie de bunker que es el único lugar que halla para resguardarse de la noche y queda atrapada en él junto a tres desconocidos, Madaline, una veterana experta en folclore irlandés, Ciara, que espera la vuelta de su esposo que se fue en busca de ayuda y Oliver un joven inestable, que son los ocupantes del mismo, que son acechados cada noche por misteriosas criaturas a los que llaman los vigilantes.
No se sabe donde viven o en qué lugar se ocultan durante el día, porque tan sólo salen de noche para observar a los ocupantes del refugio ya que una de sus paredes está cubierta por un enorme espejo que hace que esa única habitación de la casa, haga a manera de un escenario teatral en el que los vigilantes pasan revista cada noche, pero los ocupantes de la casa no pueden verlos, pero ellos ven todo lo que hacen.
Esta historia, aparcada en el absurdo, con algo de terror, supone el debut en la dirección de un largometraje de Ishana Shyamalan, hija del director de igual apellido con este film, 'Los vigilantes' (2024), en el que su padre hace de productor, amparando a su retoño, con un producto semejante a los que solía hacer él, por aquello de que de tal palo, tal astilla.
El guion escrito por Ishana Shyamalan está extraído de la adaptación de la novela escrita por A.M. Shine, con una historia de las que le gustaban al padre de la criatura, de suspense y terror con extraño argumento basado en el absurdo, con situaciones repetidas, sin una lógica natural y tampoco sabemos apenas nada de los habitantes de la casa.
La cinta tiene una especie de prólogo en el que un hombre se pierde en un bosque, lo que ya nos anuncia lo que va a venir después, desarrollado, con situaciones repetidas y otras claramente sobrantes, aunque mantiene el interés para defraudar con un final que tampoco convence.
Ishana Shyanalan llega a la dirección de esta su ópera prima con la única experiencia de haber realizado una serie de televisión y el respaldo de su padre.
Como producto de terror poco ofrece en ese sentido y las situaciones álgidas están apoyadas por elevación de la música.
Tal vez la expectativa era grande y al final decepciona.
Sería interesante que dejara de seguir el camino de su padre y ofreciera algo más personal en su siguiente película.
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