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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay un dicho que dice "Entre col y col, lechuga", eso es más o menos lo que hace a lo largo de su carrera el actor Sylvester Stallone, que se propone llegar a lo más alto y en cierto modo lo está consiguiendo, al menos desde el punto de vista de su cotización económica, dada su cada vez más elevada comercialidad de sus producciones.
Entre los éxitos de Rocky y Rambo, Sylvester Stallone hizo otros personajes que no tenían mucho que ver con ellos, aunque tampoco se despegaban demasiado.
Su aspecto físico parece que pide que haga esta clase de papeles que es lo que el público espera.
En 'Encerrado' (1989) es un hombre que por accidente, al defender lo que es suyo, va a la cárcel y al que no se le concede permiso para ver a su padre cuando ya está en el lecho de muerte a punto de fallecer.
Consigue escapar originándole al alcaide un grave perjuicio que, cuando le quedan tan sólo seis meses de encierro, está dispuesto a cobrarse, haciéndole infernales esas últimas semanas en una prisión de máxima seguridad.
Esto da lugar a múltiples peleas, intentos de fuga y toda clase de violencia, proporcionada a través de las torturas más refinadas o el simple cuerpo a cuerpo con los compañeros, entre los que se crea una corriente de amistad y simpatía que, junto con el amor de su novia, hacen el contraste.
Con este motivo hay tema más que suficiente para hacer una historia de tema carcelario, en la que se vuelven a repetir las situaciones más típicas del género en el que no falta el matón de turno que provoca todas las broncas, vejaciones y humillaciones por parte del alcaide de la prisión.
Bill Conti compuso una música similar a la de la banda sonora de Rocky.
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