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CRITICA
Por: PACO CASADO
A veces los directores se rodean de un cierto carisma que les lleva a ser preferidos por los aficionados hasta convertirlos en realizadores de culto y ésto a su vez les permite que encontrar productores que, de alguna manera les, paguen sus locuras.
Este muy bien puede ser el caso de Jim Jarmusch, conocido en España a través de sus películas 'Extraños en el paraíso' (1984), 'Bajo el peso de la ley' (1986), 'Mistery Train' (1989) o 'Noche en la Tierra' (1991), del que ahora nos llega su octavo y último film por el momento, 'Dead man' (1995).
El título ya de por sí lo define (Hombre muerto) y para ello ha elegido un género casi difunto, como el western, y un sistema como el blanco y negro, fuera de uso.
No sabemos si todo es pretendido o pura coincidencia, pero ciertamente no es una cinta tradicional del género del oeste.
Un contable viaja al Oeste a hacerse cargo de un puesto de trabajo, al cabo de dos meses, y ya está ocupado.
Las circunstancias le llevan a enfrentarse y dar muerte al hijo del dueño, que pone a tres criminales y varios sheriff sobre su pista para matarlo.
Así un humilde oficinista, que no sabe ni manejar un arma, se convierte en un asesino que liquida a cuantos se ponen por delante, con lo que la muerte está constantemente presente y de la forma más insólita.
El propio Jarmusch define 'Dead man' (1995) como un viaje, tanto físico como espiritual del protagonista, pero no sabemos a donde, aunque sí en compañía de un indio políglota, llamado Nadie, estudioso del escritor Williams Blake, cuyo nombre coincide con el del protagonista, con el que lo confunde.
Si Jim Jarmusch ha pretendido hacer un western insólito y diferente lo ha conseguido; a base de escenas sueltas, sin conexión, que cierran siempre en negro para separarlas y cuya única hilazón es el pistolero que persigue al protagonista que es testigo de su transformación y verdugo al mismo tiempo.
Jim Jarmusch nos da la impresión de que ha querido epatar al personal introduciendo escenas insólitas, tan sin sentido como el propio argumento, que no se sostiene en pie en pura lógica. Todo en esta historia es absurdo desde el mudo comienzo hasta el esperado desenlace.
Es un lujo el estupendo reparto para esta película en blanco y negro, que utiliza muy bien la gama de grises, y menos nos gusta la música de Neil Young.
Aún conociendo y admirando en buena parte los films de Jim Jarmusch, no se encuentra ésta precisamente entre nuestras preferidas.
Premio Felix a la mejor cinta no europea. Premio mejor fotografía de los críticos USA y de los de Nueva York. Premio FAITA y del Festival American Indian a Gary Farmer. Premio 202/20 a la música.
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