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CRITICA
Por: PACO CASADO
La directora navarra Helena Taberna ha elegido un tema difícil para su ópera prima. En primer lugar por tratarse de una biografía y en segundo término por ser un personaje tan conflictivo como el de María Dolores González Cataraín, alias Yoyes, que tras luchar por la libertad del país vasco en tiempos de la dictadura de Franco, tiene que exilarse a Francia.
Desilusionada y cansada, abandona la banda terrorista marxista leninista ETA que cometió unos mil asesinatos de policías, guardias civiles, militares, personas inocentes y emigra a México, donde pasa diez años, termina sus estudios, trabaja en la ONU, se casa y tiene un hijo (en la ficción una hija).
Ya en París y tras la amnistía con la llegada de la democracia a España y las medidas de reinserción, decide volver a su casa, lo que coincide con un momento de debilidad de la banda y la creación del GAL.
A ETA le entra pánico de que este mito, en el que se había convertido Yoyes, pueda ser un ejemplo para que se produzcan más abandonos de la banda criminal y decide ejecutarla en la plaza de su pueblo, Ordizia (Guipúzcoa), delante de su hijo, el 10 de septiembre de 1986, a manos de su ex compañero de armas José Antonio López Ruiz, Kubati, de un disparo en la cabeza.
Fue la primera mujer que ocupó un puesto de responsabilidad en la organización terrorista.
Ella luchaba por un ideal y cuando se logró con la democracia, no tenía sentido seguir, pero pagó caro su tributo por ello.
Para hacer el guion Helena Taberna junto con Andrés Martorell y Patxi Amezcua, dispusieron de abundante documentación periodística, además de el diario de Yoyes y entrevistas con personas que la conocieron personalmente.
Helena Taberna ha hecho una película sencilla en la que da los tres aspectos: la militante, la mujer enamorada y la madre.
Para la reconstrucción de estos acontecimientos introduce los flash-backs de los años precedentes, que no están bien resueltos, e inducen a confusión, defectos muy propios de una ópera prima.
En cambio destaca el tacto que ha tenido para no hacer un panfleto, para no caer en el maniqueismo y ser fiel a los verdaderos hechos.
Dirige bien a los actores, con una Ana Torrent que es capaz de dar con la mirada cualquier sentimiento, seguida por Ernesto Alterio y el resto del reparto, que está todos ellos bastante ajustados a sus respectivos personajes.
En definitiva una crónica honesta de una realidad que aún nos queda cercana, con una aproximación intimista a unos conflictos políticos protagonizados por una mujer que trató de evolucionar, fiel a sí misma y a sus ideas que pagó caro el importante reto que se impuso.
Un aceptable y honrado film que nos invita a la reflexión.
Mejor ópera prima en el Festival de Cartagena. Premio del público en el Festival Gramado. Mejor dirección en el Festival de Viña del Mar. Mejor actor y actriz Ernesto Alterio y Ana Torrent, premio del público y del jurado de estudiantes en Toulouse Cinespaña.
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