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CRITICA
Por: PACO CASADO
Miguel Ángel Lamata, cortometrajista y guionista de televisión, quería debutar en el largometraje haciendo una parodia de las películas de gángsteres, pero cuando Santiago Segura le propuso producirla, éste la cambió a la faceta más comercial del cine de terror, incluyendo los zombis entre los personajes.
De esta manera esta ópera prima auna comedia, acción y terror, pero todo hecho de forma tan irreverente, tan cutre, tan provocadora a base de vómitos, sangre, chistes malos y situaciones absurdas, que casi resulta una auténtica tomadura de pelo.
Dos tarados, sin un euro, Aijón que es echado de casa y el Caspas, del programa freak de radio que hacía, se proponen hacer un film sin medios, ni idea para ello, para lo que escriben un guion y buscan a un productor, surgiéndoles al paso Carla, una sensual chica, dispuesta a todo, que dice ser productora y conocer a los grandes magnates del cine de Hollywood y finalmente resulta que es la muchacha de la limpieza que trabaja en una productora.
Por medio anda El Duende, un antihéroe justiciero, el padre Pelayo que les dio clase a los dos, y una mafia satánica de los Anticristos, pandilla de zombis dirigidos por el Entrecot, que quiere dominar el mundo.
Un tópico tras otro en un guion desmadejado, lleno de absurdas situaciones, unos actores, la mayoría aficionados, y algunos interesantes, para una de esas parodias escatológicas y provocadoras de las que suele hacer Santiago Segura, que se reserva tres papeles en esta historia, que es lo que en definitiva vende.
Premio del público en el Fin de Semana de terror de Nuremberg.
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