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CRITICA
Por: PACO CASADO
Presentada en la gala inaugural del pasado Festival de cine de Cannes llega ahora a nuestras pantallas la última película de los ya famosos hermanos Coen.
Aunque esta vez el firmante de la dirección sea solamente Joel, su hermano Ethan ha colaborado también en el guion junto con Sam Raimi, para hacer esta fábula muy al estilo del cine que en otro tiempo hiciera Frank Capra.
Continúan de esta manera homenajeando el cine de los clásicos, así como los géneros que antaño les gustaban como espectadores y admiradores de los grandes directores del cine norteamericano.
Aquí nos cuentan la historia del joven Norville que llega a Wall Street, en los años cincuenta, tras haber estudiado Ciencias Empresariales y dispuesto a comerse el mundo.
Pero ha de empezar desde abajo, en el departamento de correo de las Industrias Hudsucker, justamente el día en que el presidente de la misma se arroja por una ventana del edificio desde un piso de la planta 44.
Para que las acciones bajen y poderlas comprar los propios accionistas del consejo de administración, maquinan poner a un idiota al frente de la empresa como nuevo presidente.
Pero resulta que Norville tiene ideas propias y les sale el tiro por la culata.
Una periodista tratará de descubrir el engaño pero quedará prendida en las redes del ingenuo y joven presidente.
Con esta idea de base se construye una comedia que poco tiene que envidiar a las del famoso Frank Capra, con angelito incluido que llega oportunamente en el último instante para enderezar el entuerto y poner las cosas en su sitio.
Si se aceptan estas premisas y el homenaje pretendido, el film funciona, con escenas y diálogos divertidos que se prodigan a lo largo de la historia, con alguna que otra incursión al humor negro y al desmadre en otras ocasiones, aunque a veces el ritmo falle en determinados instantes, sobre todo en el tercio final.
La cinta posee algunos temas musicales muy conocidos como banda sonora de fondo, con una interpretación muy ajustada de la pareja protagonista, Tim Robinson y Jennifer Jason Leigh, con un villano de una pieza incorporado por el veterano Paul Newman que se lo pasa fenomenal con la creación de este personaje.
Una película, en suma, que resulta divertida y mantiene el interés en todo momento, con este homenaje a uno de los grandes maestros de la comedia aunque sin llegar a su altura, por aquello de que las comparaciones son odiosas.
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