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CRITICA
Por: PACO CASADO
El gusto y la afición por hacer producciones de aventura, parece que se está perdiendo en el cine norteamericano.
Por ello el aficionado a este género se alegra cuando encuentra en la cartelera una película como 'Caza salvaje' (1981), que se basa en un hecho real, en la que se ponen los medios más adecuados y eficaces para ser traplantado con honradez y honestidad al cine.
La acción de esta historia se desarrolla en Canadá en el año 1931, en la que el insociable Albert Johnson, un trampero que vive en las heladas montañas del Yukon, durante una de sus vistas a la ciudad en busca de víveres, tiene una disputa con el dueño de un perro que participa en una pelea,y termina comprando por doscientos dólares al que queda medio muerto.
Más tarde su antiguo dueño toma represalias acusándole públicamente de un asesinato, que no ha cometido, lo que desencadena así una brutal persecución policial en plena naturaleza.
El solitario cazador, que recorre un enorme territorio nevado, sufre así el acoso del grupo de vagabundos y borrachos que le persiguen, lo que le obliga a tener que defenderse de ellos enfrentándolos con astucia y violencia.
Tras él va también un viejo sargento de la Policía Montada del Canadá, un cabo, los acusadores, los cazadores de recompensas y hasta un loco asesino buscador de oro, que encuentra en las bocas de sus víctimas, entre otros.
El film recuerda a los del viejo estilo de los grandes maestros, de espacios abiertos como Anthony Mann o Raoul Walsh.
Su paisaje son las Montañas Nevadas del Canadá que contribuyen perfectamente como marco de esta aventura para esta gélida persecución, hasta la frontera de Alaska.
La historia proporciona una de las cacerías de hombres más intensa de la historia
Peter Hunt, director inglés, londinense para más señas, de 55 años, pero afincado en el cine norteamericano, se hizo como director de la segunda unidad y montador de los primeros títulos de la serie de James Bond.
Es por tanto un hombre aficionado a la aventura y en ese sentido caminan sus anteriores cintas, 'Al servicio secreto de Su Majestad' (1969), 'Oro' (1974) o 'Gritar al diablo' (1976).
Es un cineasta que tiene suficiente oficio como para sacar con dignidad un título como este.
A Charles Bronson le cuadra bien su solitario y casi mudo personaje de Albert Johnson, bien secundado por Lee Marvin encarnando a Edgar Millen, el policía que lo persigue.
En su contra podemos apuntar algunos pequeños baches de interés que no obstante no empañan su correcto y fluido discurrir.
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