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CRITICA
Por: PACO CASADO
Andrzej Zulawski, director de origen polaco afincado en Francia, que no se prodiga demasiado, para su película número doce elige inspirarse en la novela 'La princesa de Cléves', de Madame de La Fayette, pero no la transcribe tal cual, sino que la adapta a nuestros días.
Clélia es una afamada fotógrafo que es fichada por Clève, un sesudo editor que quiere mejorar su revista.
Pronto se enamora de ella y le pide que se case.
Pero con el tiempo conoce a Nemo, un compañero, fotógrafo de profesión, con el que comparte su pasión por la fotografía y algo más, pero choca con el deseo de ser fiel a su esposo.
A Andrzej Zulawski, que destacó con 'Lo importante es amar', tal vez su mejor película, le conocemos también 'Posesión' y 'La mujer pública', que ya no tuvieron el mismo nivel, le teníamos un poco perdido.
Su cine busca más el impacto y el escándalo, bien sea por la forma que da a sus films o por los temas tan atrevidos que toca y en la manera en que los expone, pero en el fondo están vacíos de contenido, toda la fuerza se le va en la puesta en escena, que trata de epatar con desenfoques y rebuscados encuadres.
Aquí trata temas como el deseo, la posesión amorosa, la pasión, los celos, las relaciones sentimentales y sexuales que ya de por sí llaman la atención.
Pero si no tenía bastante con este melodrama de amor loco, alarga el metraje con otras historias, como la oculta relación amorosa del obispo y algunos problemas de los medios de comunicación social, que no aportan nada y embarullan la historia.
Si en Lo importante es amar tenía a Romy Schneider y en La mujer pública a Valerie Kaprinsky, aquí utiliza a su esposa en la vida real, Sophie Marceau, como protagonista y principal atractivo de esta cinta en la que se entrega con gran pasión a su personaje.
Resultado: una película pedante, retórica y efectista con tórridas escenas de amor como gancho.
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