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CRITICA
Por: PACO CASADO
A pesar de que la película ha sido llevada a cabo por los mismos productores de 'Mucho ruido y pocas nueces' (1993), también basada en una obra de William Shakespeare; a pesar de que se ha puesto en las manos de Trevor Nunn, un director con gran experiencia en poner en los escenarios al ingenio de las letras británicas, aunque menos en el oficio de cineasta; a pesar de contar con un buen puñado de actores británicos que lo hacen muy bien, el resultado no ha sido brillante.
Esta es la historia de dos hermanos separados tras un naufragio en el que cada uno cree que el otro ha muerto, contada por William Shakespeare.
Nos da la sensación de que William Shakespeare tenía que entretener durante el mayor tiempo posible a los ociosos parroquianos de su tiempo, y alarga demasiado el ingenioso, aunque convencional, argumento con una serie de personajes que no acaban de encajar bien en la trama central.
La comedia está presidida por el equívoco que provoca una chica que se hace pasar por hombre cuando cree que su hermano gemelo ha muerto en un naufragio del que ella se ha salvado.
Al final, la presencia del hermano, lejos de complicar más las cosas, servirá para aclararlas y poner a todos en el sitio que le corresponde, dejando contento a cada uno con su suerte.
El director Trevor Nunn le da un aire cansino, falto de agilidad o, tal vez, pensando en que está poniendo en imágenes un clásico, le haya querido dar esa parsimonia de forma premeditada para saborear los diálogos y recrearse en las escenas.
Donde mejor se pone de manifiesto el ingenio del escritor es en el tercio final, que resulta el más divertido y mejor resuelto de todos.
Los actores cumplen adecuadamente con su cometido y la dirección no resulta lo brillante que hubiera sido de desear.
Hugo de plata en el Festival Internacional de cine de Chicago.
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