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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine español actualmente cruza por una crisis en la que todos los jóvenes realizadores recién salidos de la escuela quieren dirigir como es natural su película.
A estos chicos les han obsesionado con la idea de hacer un cine nuevo, distinto, artísticamente mejor que el que poseemos en la actualidad y digno de competir en los grandes festivales y cosechar galardones para España.
Claro que indudablemente se lo han tomado en serio y de forma equivocada, pues sobreentienden que deben hacer cine para los que les gusta el cine y son amigos de las revistas especializadas, con lo cual traicionan al pobre productor que ha arriesgado su dinero y en cierto modo estafan al público que acude a sus proyecciones.
En contra de esta corriente de cine complicado y difícil está la otra ola de directores maduros, veteranos en cierto sentido que pretenden contrarrestar el posible efecto que pudiera causar haciendo un cine sencillo, fácil, pero no aciertan con la diana del éxito, con la piedra filosofal de la comercialidad.
Ana Mariscal, único exponente de la inclusión del sexo opuesto en el terreno de la dirección en España y de entre todo el mundo, pertenece a esta segunda etapa con unas cierta influencia de la primera.
Lleva lo dicho al extremo, haciendo su cine en este caso sobre una anécdota tonta de pura simpleza.
Y mucho menos, no encuentra el camino de la comercialidad apuntado por cuando le da al film un toque femenino que hace que la posible violencia que pudiera tener, con un poco de más garra, quede muy paliada y abreviada.
Además le queda mucho que aprender.
En media docena larga de películas no han sido experiencia suficiente como para no cometer una serie de errores que los ve el menos entendido.
La iluminación de la película está mal, llevada en todo momento y mucho más en interiores, ya que la maneja a capricho y según las conveniencias de lo más claro y bobo, aplastando las figuras con auténticos ahorros de luz.
El diálogo es de lo más malo que su literatura pueda existir, ejemplo al canto, frase en boca de uno de los serenos: "Menuda nochecita nos está dando esta noche el pirotécnico".
La dirección es casi nula y los actores han de montarse su propia película, incluyendo por hacer algo como por ejemplo Manolo Zarzo y Gérard Tichy.
Ana Mariscal inexpresiva y en un papel que no le va en absoluto.
En cuanto a algunas situaciones y escenas un amateur las haría mejor.
En fin para qué vamos a seguir, poco bueno se podría encontrar en todo este maremagnun de errores.
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