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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay cinematografías como la vasca en la que los realizadores consiguen hacer más de una primera película, como ocurre en el caso presente con Javier Rebollo, que tras debutar con 'Siete calles' (1981), que codirigió con Ortuoste y 'Golfo de Vizcaya' (1985), hace ahora con 'Calor y celos' su tercer film.
Se trata de una comedia típica, de triángulo amoroso en el que cae un joven abogado, casado con una dentista, que se enamora de una camarera que es imposible quitársela de encima cuando le persigue hasta su viaje de vacaciones a Cuba, cuando ésta se siente engañada por su amante.
La trama recuerda en algunas ocasiones a 'Atracción fatal' (1987) de Adrian Lyne, por lo pesada que se pone la chica, pero lógicamente salvando las distancias y puesto que se trata de una comedia, sin mucha ambición ni demasiado presupuesto, ya que se nota que es una cinta barata.
Al parecer está de moda ahora rodar en Cuba, pero la cuestión es que no se contagian las películas españolas del buen estilo que tiene algunas cintas cubanas.
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