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CRITICA
Por: PACO CASADO
Afortunadamente las combinaciones que se pueden hacer a la hora de escribir un argumento para una película son infinitas.
Esto hace que muchas veces no nos aburramos en la sala de un cine donde en ocasiones no se nos cuentan más que variaciones sobre el mismo tema, porque los guionistas y los realizadores, no son capaces de salirse de los cauces trillados, o lo que es lo mismo, que resulta más fácil copiar que idear nuevas formas y argumentos.
Steven Seagal ha venido a rellenar el hueco que en otro tiempo ocuparon las películas de kárate y artes marciales.
Él es un experto en ellas y con su alta estatura y fornido físico, es capaz de enfrentarse a los más temidos enemigos o varios a la vez.
Son ya tres las películas que le conocemos a este actor, ya convertido también en productor de sus propios largometrajes, siendo "Buscando la justicia", el cuarto título que nos llega.
Aquí es un policía de Brooklyn, del barrio italiano, como su propio origen. En su infancia había tenido contactos con la Mafia, cuando era un golfo. Ahora es precisamente un amigo de su infancia, un mafioso, el que da muerte a su mejor compañero del cuerpo de policía, lo que le pone tras sus talones, por una parte para hacer justicia y al mismo tiempo, por otra, movido por una venganza personal a la muerte del amigo y compañero.
La película apenas si tiene más argumento que este simple esbozo que acabamos de hacer.
Y como siempre, a lo largo de la búsqueda y persecución del asesino, se salpicarán los enfrentamientos y combates, sin que el protagonista llegue ni tan siquiera a despeinarse.
Poca imaginación se ha derrochado en esta ocasión para satisfacer a los fans de Steven Seagal.
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